domingo, 1 de marzo de 2009

UNA DE CINE


Hace unos pocos años acudí un día al cine sola, como suelo hacerlo con frecuencia. En la sala de proyección apenas estábamos media docena de personas, lo que me situó en la categoría de los privilegiados al poder disfrutar en minoría de una encantadora película que dejó en mí una fresca y tierna huella: “El hombre que subió una colina y bajó una montaña”.

Se sitúa la acción en un pueblecito galés al que acuden dos topógrafos con la intención de medir la altura de la montaña, que los lugareños tienen y valoran como un tesoro. Al realizar la medición se comprueba que el montículo no tiene la altura necesaria para poder ser clasificada como montaña, quedándose reducida a la categoría de colina. La película muestra cómo la ilusión, el entusiasmo y la voluntad, en este caso de un colectivo, se empeñan en no aceptar la realidad y buscan recursos que les permitan transformarla aunque la transformación tenga un carácter de provisionalidad transitoria.

Cuando pienso en esto no puedo evitar pensar lo feliz que yo me sentí durante un tiempo con mi colina creyéndola engañosamente montaña. Y cuando lo recuerdo le lanzo vivas al autoengaño…

Contrariamente a la forma de reaccionar de aquellos galeses que mostraron su indignación frente a la verdad que les mostraba la cruda realidad de la topografía, negándose a aceptarla, cargándose de voluntad e ilusorio entusiasmo y haciendo lo imposible por “ganar altura” hacia las nubes, yo, resignada y voluntariamente, abandoné la nube en la que vivía felizmente engañada y puse los pies en tierra.

Arriba, posiblemente debido a la altura y a la inconsistencia del medio, el vértigo es mucho mayor, provocándote incertidumbre y desasosiego. Todas las emociones están al límite. Los niveles de ansiedad aumentan. La tensión sube. Pero la visión a vista de pájaro es espléndida. Ves todo lo que quieres ver. Y si aparece lo que no quieres, diriges tu mirada hacia el celeste infinito cargándola de azul y recobrando un poco de serenidad. Y sientes. Lo que quieres sentir. Te sientes viva, vibrante, lúcida …o iluminada tal vez. No voy a discutirlo

Aquí abajo pisas suelo duro y apoyas los pies desapareciendo el vértigo. Las certezas reafirman tu seguridad en lo que posiblemente no quisieras tenerla. Y el terreno es resbaladizo en ocasiones, restándotela cuando la necesitas. Emociones no faltan. La evidencia del horror, la mentira, la hipocresía, la prepotencia, la banalidad… es carga suficiente para provocártelas. Y si ésas son indeseables y la realidad las hace también invencibles a tu mermado ánimo, siempre te quedará el refugio de la lectura, la música,la inmersión en la naturaleza, el cine…Y puedes volver a ver aquella película que te instaló la sonrisa en el rostro, permaneciendo en él de principio a final: “El hombre que subió una colina y bajó una montaña”.

Te dotará de la energía suficiente para soñar, aunque sea brevemente, con la posibilidad de poner una piedra sobre otra y alcanzar de nuevo la altura de la nube…

(Karen Dinesen)

12 comentarios:

miner dijo...

Escribes de maravilla, en esta faceta, lo tuyo si que es una montaña.
De todas maneras, estar en una nube, no ye malo.
A ver quién ye el "guapu" que alguna vez no soñó con lo que sea.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Gracies ,Miner.Ya veo que me lees con buenos ojos. No sé si puedo fiame de tus agradables comentarios...(jeje)

miner dijo...

Puedes.Lo cual, me imagino que no te servirá de mucho consuelo.
Al fin y al cabo, esto es mi opinión, y la verdad ye que no val gran cosa.

Anónimo dijo...

Verás,Miner. A mí válenme les opiniones de la gente que lee y valora la lectura. Y tú estás entre ellos.
Los denominados críticos literarios, además de que no ofrezco yo nada que pueda ser objeto de crítica por semejantes prebostes, merécenme el mismu respetu (siendo yo generosa) que cualquier persona que sepa leer, lo haga frecuentemente y sea capaz de analizar y valorar lo que lee.
¿Cómo que tu opinión no val gran cosa?...¡Qué ye esa infravaloración de lo que dices!
Miner, yo no suelo hacer "distingos" en les persones en función del papel que jueguen socialmente.Sea en el ámbitu que sea.Son otres les coses que dan la altura a la gente.
Y ya estuvo bien de rollu.¡preparada para el despegue! Tres...dos...uno...cero...yaaaaaa. ¡Estoy camino de Saturno agitando el pañuelu por la ventanilla! ¿vesluuuuuu?

miner dijo...

Cuanto más lo leo más me gusta.

...Y si aparece lo que no quieres, diriges tu mirada hacia el celeste infinito cargándola de azul y recobrando un poco de serenidad. Y sientes. Lo que quieres sentir. Te sientes viva, vibrante, lúcida …o iluminada tal vez. No voy a discutirlo.

Soy un poco pesado lo comprendo, pero ¡coño!-con perdón- nadie dijo también como tú eso de meter la cabeza debajo del ala y ¡hala queda dicho!

miner dijo...

El pañuelu veuluuuuuuuuuuuuu, veuluuuuuuuuu.

Anónimo dijo...

Entramos casi a la vez. Por lo que aprecio estabes todavía ocupau cuando yo estaba empeñada en agitar el pañuelu. Vuelvo a asomalu por la ventanilla ¿veslu ahora?Pero mira p'aquí, rediez!

Anónimo dijo...

¡Menos mal, coño (con perdón)!

mary dijo...

que par de ellos jejeje ,ami esta historia me suena pero no recuerdo haber visto la peli.....,de todes formes se nota que eres una romanticona....sigue así , ademas como eres realista pues los desengaños llevense mejor....nunca llovió que no escampara.....solo hay que esperar tiempos mejores.....

belijerez dijo...

Tu haces fácil lo difícil.
Posible lo imposible. Tu imaginación te transporta al mundo que deseas y asi lo vives como realidad.

Lo siento, yo todavía no he aprendido y conste que me gustaría.
Ayer visité paisajes preciosos pero no se ven igual cuando te falta la esperanza, perderla es muy triste, recuperarla se me hace demasiado cuesta arriba.

Tu parece que te agarraste a tu hilo y lo manejas hacia donde quieres.Me alegro por ti.

¿por cierto tienes espacio para una acompañante a tu planeta? Me gustaría muchisimo salir del mio, cada vez es menos soportable.

Anónimo dijo...

Mary, tienes razón. Soy una romanticona incurable. Desde pequeñina aunque entonces no fuera consciente. Pero ya sufría yo de melancolía en plan "dama de las camelias". Y, ciertamente, intento ser realista cuando les coses se salen del carril. Quizás porque en tal situación no cabe otra medida. (Despiértame el trastazu).
La "peli" es entrañable y unos cuantos adjetivos agradables más. Si la hubieras visto no la habrías olvidado.(Creo)

Anónimo dijo...

Fácil lo difícil. Posible lo imposible.
Ya me gustaría, Bely, ya.
Puedes acompañarme a Saturno cuando gustes.