viernes, 6 de noviembre de 2009

SOBRE EL ÉXITO Y EL FRACASO




Esta mañana leía una interesante reflexión en la que se afirmaba que “la genialidad inconstante y voluble conduce a la miseria, o al éxito póstumo (el más terrible de los éxitos)”. Me dio qué pensar. No es la primera vez que le doy vueltas al tema del éxito y, por oposición, del fracaso.

Antes de expresar premisa alguna que me permita avanzar en al análisis, y para evitar partir con prejuicios, acudo al diccionario de la RAE en el que el significado del término incluye tres acepciones de las que transcribo las dos primeras, dado que la tercera no influye para nada en el posible debate interno que pueda plantearme.
Éxito:
Resultado feliz de un negocio, actuación, etc.
Buena aceptación que tiene alguien o algo.

Parece evidente que la primera definición incluye una dimensión más subjetiva, mientras que la segunda tiende a considerar el concepto en función de valores, si no objetivos, sí externos a la persona que es sujeto u objeto del éxito en la medida en que el mismo implica en este caso un reconocimiento social.

Pues bien. Empieza a estar claro por qué yo no comparto la afirmación a la que hacía referencia, extraída de un texto sobre Kant, presentado éste como referencia del éxito, fruto de una inteligencia no especialmente extraordinaria, aderezada con una firme constancia.

Siendo yo una fiel defensora de Kant, ignorando el grado de su inteligencia y aceptando que estuviese dotado de la constancia que le adjudican, no sé si debe llamarse éxito al resultado de su pensamiento. Fracaso tampoco. Pero no puede afirmarse con contundencia que sus teorías hayan tenido buena aceptación si además de defensores tampoco le han faltado detractores. Considerando que las bondades reconocidas de su pensamiento han ganado en número, y teniendo en cuenta la materialización del mismo, tal vez podemos concederle el adjetivo de exitosa a su obra. De lo que no hay ninguna duda es de su repercusión social.

Sin embargo, la repercusión social de una obra, ya sea ésta de carácter científico, literario, artístico,filosófico…, no es identificable, en mi opinión (y parece que también en la de la RAE), con el éxito de la misma. No obstante, admito que pueda haber quién considere un éxito el hecho de que algo o alguien sea reconocido socialmente, sean sus actos reprobados o aprobados. “Ladran, luego cabalgamos”…”Que hablen de mí, aunque sea mal” cita Cervantes en El Quijote…Pero en todo caso sería ésta una concepción subjetiva del éxito. No es la mía.

Yo es que me quedo con la primera. ¿Por qué? Porque a mí me interesa sobretodo ser feliz. Y no me da la felicidad la buena o menos buena aceptación de lo que haga o diga. Mentiría si dijese que le hago ascos al halago. Pero soy consciente de que no siempre encierra verdad. Como no siempre la aceptación, incluso por aclamación multitudinaria, responde al valor del hecho que es valorado. ¿Es mejor escritor Dan Brown que Antonio Tabucchi por haber vendido un sinnúmero de ejemplares de su Código da Vinci…? Si a mí me preguntan lo tendría claro. Claro está que mi respuesta sería subjetiva y el número de libros vendidos es un dato objetivo. Dan Brown tiene más éxito que Tabucchi, en la medida que parece ser mejor o más aceptado en sociedad. ¿Veis? Otra razón para seguir insistiendo en que me quedo con la primera:
“Resultado feliz de un negocio o actuación”

Y sigo. ¿Quién mide el éxito en este caso? Pues parece evidente que el propio sujeto que realiza la actuación (llamémosla así si la RAE lo hace). Yo soy la vara de medir mis éxitos y mis fracasos. Porque sé mejor que nadie si el resultado de mis actuaciones, de mis hechos, de mi vida en definitiva, me satisface o no. Si me hace feliz o desgraciada. Tenga una inteligencia genial o mediocre, sea constante o más voluble que “La Donna è móbile”. Que hay genios felices por sabios, y los hay infelices porque se equivocaron a la hora de elegir el camino de la sabiduría que debe de ser más sencillo de lo que nos parece. Tal vez por eso, y no porque le adorne la virtud de la constancia, sea por lo que una inteligencia de medianía pueda alcanzar la felicidad y con ella el éxito.

Si tu cuerpo desnudo calor siente,
y te sientes bien solo, (bien escaso),
y solo sólo estás físicamente,
tu vida la espalda le da al fracaso.

Que seáis felices. Será indicio de que vuestra vida va camino del éxito.

Karen Dinesen

3 comentarios:

belijerez dijo...

Querida, tu reflexiones son un éxito para mi, me hacen felices.
Leerte en prosa o en poema resulta un placer, en el momento por lo de bien argumentado y a posteriori por lo que me da que pensar...

Felicidades multiples. Un besito tierno también. Gracias por compartir.

miner dijo...

Pa éxito el que yo tengo con mi blog, y no me doy importancia.
Esta bien eso de solo y sólo, con los líos que me monto yo con esos acentos.
Nunca se si estoy sólo o soy solo el mejor, que claro que lo soy.
Voy a palmala de éxito.
Como siempre lo tuyo muy bien. El final con esos versos genial.
Un saludín

Karen Dinesen dijo...

Miner, Bely...si tuviera que premiar la fidelidad no tendría trofeos que compensasen la vuestra.
Un par de abrazos