viernes, 31 de julio de 2009

UNA ETERNIDAD


CINCO MINUTOS

Cinco minutos
a solas contigo.
Cotidianamente.
Sólo pido cinco.

Me espantan fantasmas.
Me endulzan el gesto.
Convierten en calma
mi desasosiego.

Cinco minutos
a solas contigo.
Cotidianamente.
Sólo pido cinco.

Me basta el momento.
Me sobran palabras.
Es tiempo infinito
bajo tu mirada.

Cinco minutos
a solas contigo.
Cotidianamente.
Sólo pido cinco.


(Karen Dinesen)

martes, 28 de julio de 2009

REFLEXIÓN AL HILO DE OTRA

” Teniendo en cuenta que antes o después habrá que ajustar de nuevo las cuentas públicas, y reponer lo gastado por encima de lo ingresado, convendría que el acuerdo de financiación autonómica fuera de ida y vuelta; o sea, que las comunidades autónomas tuvieran claro que cuando llegue el momento de apretar cinturón todas las administraciones públicas deberán hacerlo. Hay cosas que son como son, y una de tales cosas es que si se gasta más de lo que se ingresa hay un desequilibrio que antes o después habrá que equilibrar. Tradicionalmente se viene considerando que esta idea elemental es de derechas, y la contraria de izquierdas. Hace ya mucho que he llamado «socialismo deficitario» a esa forma de pensar bajo la cual gastar más de lo que se puede es de izquierdas, cuando en verdad es profundamente reaccionario, como todo lo que ignora la realidad material y la sustituye por una ensoñación.” PEDRO DE SILVA
(28 de Julio de 2009 / Diario La Nueva España)
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¡ Líbrenme los dioses de intentar enmendar la plana a D. Pedro de Silva! Me cuento entre los múltiples incondicionales que disfrutan del placer de la lectura de su columna diaria en prensa. Sin embargo, la reflexión que me provoca hoy, me lleva a una serie de interrogantes y/o discrepancias, fruto, creo yo, de algunas lagunas en el texto, y no de la manipulación o el sofisma en el tratamiento de las palabras y las ideas.

No entiendo por qué la idea de equilibrar los gastos y los ingresos parece considerarse, según su propia expresión, “una idea elemental de derechas” mientras que lo contrario, es decir, el desequilibrio entre ambas cosas, sería considerada una idea de izquierdas.
Entendería que una situación de desequilibrio fuese consecuencia de la aplicación de una política socialista en el marco del libre mercado o la libre economía. Pero no una situación buscada, que, de ser así, formaría parte del conjunto de los planteamientos o postulados socialistas o de izquierdas, sino un contexto al que se ve y se verá abocado cualquier gobierno de izquierdas que intente llevar adelante sus posiciones en materia de salud, de educación, de pensiones…con su correspondiente gasto, mientras no se procure los suficientes ingresos que puedan compensarlo.

Y aquí radica, en mi opinión, el problema del “socialismo deficitario”. No en “gastar más de lo que se puede”. Un gobierno socialista debe gastar todo lo que sea preciso para poder mantener ciertas cotas de bienestar que garanticen derechos básicos ciudadanos. Y debería también procurarse ingresos que permitan el gasto, además de propiciar una mejor administración de los recursos que invierte.

Ahora bien. La pregunta aquí no es “¿dónde están las llaves, matarile, rile, rile?”….Cambiemos el “donde están” por el “quién tiene” y llegaremos al ring. Ya hablaba en otra ocasión de la dificultad de aplicar una política socialista en un ring, cuyas cuerdas son las del libre mercado. Porque en esta cancha el poder con mayúsculas, ése que no está clasificado en el ordenamiento de poderes porque es el poder supremo y, como tal, está fuera de categoría, el Poder Económico es el que manda.

Hoy escucho que la CEOE rompe las negociaciones y se mantiene en la exigencia de que disminuyan las cuotas a la Seguridad Social y se facilite la flexibilidad del mercado de trabajo. Con semejantes premisas ¿qué campo de maniobra le queda al gobierno?, ¿con qué armas cuenta?... ¿Está en situación favorable para sangrar a quién tiene sangre en abundancia? ¡Cómo para aumentar los impuestos de las Empresas o particulares con grandes beneficios…! ¿De dónde saca el gobierno la “guita” para poder financiar los derechos de los que menos tienen? Confieso mi ignorancia en materia de macroeconomía…Pero me da la impresión de que en la izquierda no supondría herejía alguna para sus principios el hecho de poder aumentar el gasto público necesario sin que se agotasen las arcas el Estado. No creo que ser de izquierdas implique obligatoriamente asumir como principio el “socialismo deficitario” al que hace referencia D. Pedro de Silva. Cosa distinta es, aceptarlo si no hay más remedio para salvar la materialización de los planteamientos que definirían una política socialista.

Y voy terminando. Respecto a la ensoñación, cuando ésta no sirve para transformar una realidad material inadecuada o injusta, es simplemente inútil. Pero es necesaria como estímulo, si se acompaña del análisis y las medidas adecuadas para que la transformación de esa realidad sea un hecho. Y si en su terquedad, la realidad se muestra reacia al cambio, siempre nos quedará la ensoñación para envolvernos en ella y disfrutar al menos de una realidad subjetiva. Este supuesto puede ser considerado como una veleidad pequeño-burguesa, vista consecuentemente como reaccionaria desde postulados marxistas. Pero el alma también necesita de alivio.

(Karen Dinesen)

viernes, 24 de julio de 2009

SOBRE LA VIDA Y EL TIEMPO



Breve, corta es la vida en su andadura
aunque pasar parezca lentamente.
En busca de un mejor mañana ausente
apuramos el tiempo sin mesura.

Hoy, fue ayer el mañana de locura
al que esperamos ciegos e impacientes.
Y no es multicolor…ni reluciente…
Y velos grises velan su figura.

Sobre el tiempo como cabalgadura,
entreviendo la dicha en otro frente,
le picamos la espuela con premura

buscando en el futuro mejor suerte.
Mal jinete seré de esta montura
si no busco la luz en el presente.

(Karen Dinesen)

miércoles, 22 de julio de 2009

LLUVIA


No sé si tanta, hiciese tanta falta.
Pero tanta llegó y tan arrogante
que a las ansias de sol les dio desplante,
y atónitas contemplan su llegada.

Llueve de forma intensa e incesante
como si de estación se equivocara.
O respuesta a sequía prolongada
quisiera dar, llevando por delante

la tibieza del cielo que jugaba
a resoles grises…y sofocantes…
Brumas que ni dejaban dar ni daban.

La lluvia trajo un cambio de semblante.
Amén del olor a tierra mojada,
limpió el color, limpió la luz y el aire.


(Karen Dinesen)

domingo, 19 de julio de 2009

DESCANSO VACACIONAL


Puede el hombre cesar en su trabajo.
Poner freno a la noria y cangilones.
Echar el cierre en salas y salones.
Quitarle a la campana su badajo.

Pasa el tiempo sin hora cuesta abajo,
sesteando o charlando sin fricciones,
dando pábulo a las satisfacciones
que el dulce sabor del folgar trajo.

La indolencia sin tasa, el rigor bajo,
el sólo cultivar las aficiones…
Le viene bien al alma este relajo

aunque albergue le dé a las emociones
y el sentir siga siendo su legajo.
El alma no se toma vacaciones.

(Karen Dinesen)

viernes, 17 de julio de 2009

¿¿VERANO??


Oye verano, ven, dime.
¿Estás jugando conmigo?
Tu presencia me redime.
¿Dónde estás que no consigo
en la busca dar contigo?

Tu llegada se produjo
el lunes va a hacer un mes.
Y está soplando un virujo
que me congela los pies.
¿Te habrás vuelto del revés?...

Me dijiste, ven. Y vine.
Pero sin ropa de abrigo.
Sólo traje calcetines
para hacer deporte, amigo.
¡¡Y hasta a los guantes persigo!!

Tal vez es cosa de brujos…
¿Te cegaron y no ves?
No te escondas tras tapujos.
Ya es la hora de la mies.
¿Te habrás pegado un traspiés…?

¡Ya sé! ¡Que perdiste el Norte!
Y hasta aquí no te condujo
lo que uses como transporte.
¡¡¡ PUES QUE ALGUIEN AL SANTO PORTE!!!
…y el calor llegue con lujo…

(Karen Dinesen)


P.D. …porfa…

jueves, 16 de julio de 2009

DE TIRANÍAS Y PLACERES...


Algunas veces echo de menos los poderes de Matilda o Jorge; criaturas paridas por un excelente escritor ( Roald Dahl) para placer de niños y menos niños . Ambos, Jorge y Matilda, gracias a los poderes de la magia que les proporcionó su genial creador, tienen en sus manos la capacidad para acabar con la tiranía y el despotismo.

Cuando yo era niña, ese poder estaba en manos ajenas que, si tenían a bien considerar la docilidad, capacidad de sufrimiento o resignación de quien caminaba arrastrando esa pesada carga, se aparecían en forma de hada madrina o genio, con lámpara o sin ella, para alivio del sufriente. Podían con su magia echarle una manita y hacer desaparecer todos los pesares ineluctables que le acuciaban.

Pero Roald Dahl pone esa capacidad en manos de la propia víctima. Eso es una delicia. También un riesgo. Todo hay que decirlo. Que uno no siempre objetiva las situaciones en las que se ve envuelto, pudiendo excederse en el uso de la magia; debilidad o limitación de la que las hadas y los genios están exentos. Tal vez por eso no se da el caso.

Y siendo cierto que en nuestras manos está hacer lo posible para darle carpetazo a tirano que se nos cruce, no es menos cierto que las más de las veces la posibilidad queda sin sacar todo el cuerpo del envoltorio. Y el trabajo, a medias consecuentemente. Y es en esos momentos en los que reclamo la magia de la varita, el poder de los ojos de Matilda o de la maravillosa medicina de Jorge con la que fulminó la tiranía encarnada en una abuela nada al uso de lo que suelen ser las abuelas.

Sin embargo, hay tiranías para cuyo destierro no necesitaríamos de la magia. Son aquellas que tenemos tan al alcance de la mano que habitan en algún rincón de nuestra entraña. Las que segregan nuestras pasiones. Las que de nosotros dependen y nos hacen depender a un tiempo. Y cuando consiguen darnos esquinazo y ejercen campando a sus anchas, hacen crecer en nosotros deseos irrefrenables que, en tiempos de vulnerabilidad, se propagan como llama en matojos secos, generándonos angustia la imposibilidad de sofocarlos y convirtiéndonos en víctimas de nosotros mismos. Porque en el fondo las pasiones se nos antojan gratas y necesarias aunque nos fustiguen. Porque, también en el fondo, igual que los buenos resultados van a la par que el esfuerzo y la fatiga, al placer acompaña a veces el sufrimiento.

Cuando los años se ponen encima y la decadencia afecta al cuerpo, y no en la misma medida al alma, no resiste la víscera el sufrir que requiere la expectativa del placer. Es entonces cuando nos echa una cuerda la cordura. Y, en algunos casos, los ansiolíticos o sucedáneos, constriñendo la emotividad exacerbada, y llamándole “serenidad” a ese estado. Y adjetivamos el término “placer”…y los denominamos “placeres sencillos” o “pequeños placeres”. Esos que sólo el alma sabia ya descubre y disfruta cuando es joven, aunque los relegue un tiempo para retomarlos cuando se vuelve añosa.

Es entonces cuando los identificamos como los auténticos placeres que gozan de la eternidad que nosotros no gozamos. Y se degustan despacio y ceremoniosamente…el aire suave en el rostro…el perfil de la sierra recortado en el horizonte…la luminosidad del cielo en el campo…el frescor, el vigor, la sabiduría de los árboles…el trino vespertino de las aves…el rítmico movimiento de la hierba rubia, flexible y espigada…el aroma de las rosas silvestres…el olor de la tierra seca cuando la lluvia la empapa…el sonar de los guijarros en la playa cuando el mar retrocede…

Sigue tú. Que sabes.

(Karen Dinesen)



domingo, 12 de julio de 2009

EL ALIENTO DE LAS PALABRAS


En maraña de sombra estoy envuelta.
Como en la red de un trampero atrapada.
Ven mis ojos de nubes despejada
la mañana, y el sol no me calienta.

Roza el calor la piel que, macilenta,
torna el color, volviéndose tostada.
Dentro, la entraña permanece helada
aunque el calor fundir el hielo intenta.

La barrera del alma sigue echada
mientras el frío interno se acrecienta,
dejándome aterida y desarmada.

No se resisten hielos ni barreras
si un hilo de tu voz se me acercara.
La fuerza de tu voz abre fronteras.


(Karen Dinesen)

martes, 7 de julio de 2009

A LOS FERROVIARIOS



Un impulso abrió brecha en la rutina
y la grieta dio paso a la frescura.
Un breve momento…pero de altura.
Sin tiempo para un café en la cantina.

Fue como retirar una cortina
en un gesto de falta de cordura.
Y la estancia, hasta entonces, semioscura,
deja ver lo que ya antes se adivina:

Que una estación de tren entraña vida.
Fue un placer comprobar sobre el terreno
cómo la vida virtual es vivida.

Algo efímero puede ser eterno
si el recuerdo permite que perviva.
Un gusto ver a un par. Faltó un tercero.


(Karen Dinesen)

lunes, 6 de julio de 2009

LA DE LOS CINCUENTA Y SEIS


Sí. La foto de los 56...porque "Yo también nací en el cincuenta y tres".


Las fotos de cumpleaños de mi infancia plasmaban el momento cumbre, con tarta y velas, por la voluntad de mi abuela. Años más tarde fui yo quién decidió inmortalizar el momento. Sin tarta y sin velitas. A cambio, se incorporan a la celebración los signos que dan indicios de que una lleva encima un año más. Inicialmente, con discreción y prudencia. En la medida en que los años se van sumando, se ve que el hecho de saberse cada vez más, les hace sentirse más seguros y se manifiestan con contundencia, haciéndose más visibles y arrogantes.

Y van asomando así, la nariz primero, la patita después y, por fin, se dejan ver al completo sin pudor alguno, las canas en el cabello y las arrugas en la piel…

No siempre se aprecian a primera vista pero ahí están. La huella de la pata del gallo en la explanada a la que se abre el rabillo del ojo. Y la del arañazo del felino en collares en el cuello…en el borde de los labios, formando leves surcos que ascienden en el labio superior y se profundizan día a día de puntillas para no hacer demasiado ruido.


Hasta que un día el espejo te llama la atención y caes en la cuenta porque la luz que entra por la ventana, iluminando la parte izquierda del rostro, hace que veas tu cara en dos mitades claramente diferenciadas. Y en una de ellas ves la edad que se anuncia y te delata.

Entonces echas mano de las fotografías de cumpleaños. Coges la de los treinta y ocho y comparas con la última, hecha la pasada semana. Han pasado 18 años. Los que se necesitan para pasar de ser una niña a una adolescente avanzada, camino de la adultez.

El mismo proceso podría aplicarse en esta observación contrastada. Continúas contemplando el paso del tiempo a través de las fotos que reflejan ese periodo. En los cuarenta, canas y arrugas inician una carrera que, a juzgar por el ritmo, parece ser de fondo. Pero a partir de los cincuenta ya da la impresión de que se juegan los cien metros. Y entonces aparece esculpido en el cuerpo el cúmulo de vivencias, de consumo incontrolado de entusiasmo, de frustraciones. Lo resumimos echándole la culpa a las cifras: “Es que cuando se echan encima los cincuenta…”

Y lo cierto es que las cifras son inofensivas. Son ellas las que no siempre son bien recibidas y tratadas como se merecen:

Tienen que andarse con tiento
las cifras en su andadura.
Pues ganan o pierden tiempo,
pierden o ganan textura,
llaman, se adentran, irrumpen,
se marchitan, cobran vida…
dependiendo en gran medida,
del envoltorio que ocupen.

Imaginad el número siete y pensad en los enanitos de Blancanieves.¿Es igual fortuna caer sobre el Mudito o sobre el Sabio?...

¿Y el tres de los tres cerditos?
¿Es lo mismo estar seguro,
caliente y a buen recaudo
en casa del albañil,
que si le cae el infeliz
que de paja hizo el resguardo?...

Yo creo que a los números que acompañan a los años que cumplimos y marcan nuestro tiempo, nuestra edad, debemos agradecerles su llegada y tratarlos lo mejor posible. Hacer que se sientan bien alojados en nuestras entretelas. Tal vez así los que se van, les transmitan lo agradable de su estancia a los que llegan. Y los recién llegados se integran en nosotros sin cautelas, con la confianza necesaria para disfrutar un año en nuestra compañía y dar paso sosegado a los siguientes…

Echaré en falta los cincuenta y cinco.
Doce meses juntos haciendo vida,
viviendo con empeño, con ahínco,
nunca son en vano. Feliz partida.
Elevo mi copa y por ellos brindo.
A los cincuenta y seis, la bienvenida.



(Karen Dinesen)