jueves, 24 de marzo de 2011

¡ ASÍ ME QUEDÉ!


Cuando estaba en parvulitas gané mi primer certamen de catecismo. Teniendo en cuenta que, por aquel entonces, la Iglesia Católica consideraba que a los siete añitos nos visitaba la razón y estábamos en disposición de usarla para recibir la comunión, había que ir preparando el terreno. Y eso consistía en ponerse en forma para la maratón sacramental aprendiendo el catecismo, base de la doctrina cristiana. Pues bien. Como trofeo por aquella victoria como aspirante incipiente, la Hermana Rocío me obsequió con una estampa tamaño postal, que representaba al Buen Pastor cuidando a sus ovejas. La figura de Jesús, en primer plano, portaba una túnica roja perfilada con un borde de brillantina que destellaba, lo que revalorizaba la estampa distinguiéndola del grupo de las postales comunes.

La primera pregunta del catecismo creo recordar que hacía referencia a la identidad de Dios. ¿Quién es Dios?...algunas preguntas sucedían a ésta, referidas también a Dios Padre, para pasar a investigar sobre el origen de la Virgen María.

La definición que el Catecismo daba sobre la madre de Dios era tal como sigue:

“La Virgen María es una señora llena de gracia y virtudes, concebida sin pecado, que es madre de Dios y madre nuestra, y está en el cielo en cuerpo y alma.”

El hecho de que yo me supiera el catecismo de memoria no implicaba que yo entendiese un ápice de lo que repetía como un papagayo. Y, en este contexto, la definición que yo tenía de la Virgen era ligeramente distinta de la original, aunque dicha deprisa podía no percibirse la diferencia. O eso, o a lo largo del certamen no me tocó responder nunca a tal pregunta. Por lo que la respuesta a esta cuestión, no sé si sembrada por la precipitación en la lectura o por deformación auditiva de lo que oía repetir a la hermana Rocío una y otra vez, formaba parte de mi cosecha tal como sigue:

“La Virgen María es una señora llena de gracia, sin virtudes concebida, sin pecado, que es madre de Dios y madre nuestra y está en el cielo en cuerpo y alma.”

Hasta donde llegaba mi entendimiento, lo que decía tenía sentido. Aquello que estaba fuera del alcance de mis luces no me distorsionaba estando como estaba sumida en la ignorancia. Y la simbiosis establecida entre “virtudes y concebida”, respondía con una lógica aplastante a mi entendimiento. A dos palabras cuyo significado desconocía porque nadie se había tomado el interés de descifrarlas, les di un destino común formando un binomio. La única Virtudes de la que tenía conocimiento era una vecina del barrio que vivía en el tercero derecha del bloque tres, y a la que llamábamos Virtu para abreviar. En cuanto a lo de “concebida”, podría intuir algo que tuviera que ver con la configuración de María. Así que mejor estaría si le quitaba las virtudes…¡ que vaya usted a saber cómo afectaría aquello a la susodicha configuración!...mientras que el pecado, más propio me parecía a mí quitárselo a la Virgen.

Y me quedé tan satisfecha, ignorante de mi error. Hasta que, un buen día, el sacerdote que me examinaba de Religión cuando hice el Ingreso, mariano él, no sé si de nombre, pero indudablemente sí de afición, va y me hace la impertinente pregunta: ¿Quién es la Virgen María?...A lo que yo respondí a velocidad de vértigo como venía haciendo, al menos para mis adentros, a lo largo de los distintos certámenes de catecismo previos y posteriores al “uso de razón”, y de los que salía triunfante acumulando medallas.

¡Tuvo que tocarme un marianista en el examen de Ingreso, rediez! Si al menos me hubiera sacado de mi error habría dado por amortizada la regañina que me cayó por decir tamañas barbaridades. Pero no. Sólo me cambió el “sin” por la “y”, en la furibunda aclaración que tuvo el gusto de proporcionarme, añadiendo el pecado a la concepción. Aunque en el caso de la Inmaculada no tenía cabida una concepción pecaminosa. De ahí el “sin pecado concebida"...

Cuando tuve la razón en uso para aclararme por mis propios medios empecé a comprender…

K.D.


P.D.Imagen extraída de Internet: bendiclas.blogspot.com

4 comentarios:

belijerez dijo...

La que tiene muchas virtudes eres tu "mi arma", y sobre todo la de hacerme reir en un momento "especial". Buenos el momento es especial para muchas personas en el mundo, ya me entiendes. Y visto lo visto y lo leido mejor reirnos un poco, o mejor un mucho.

Gracias por poner a Mafalda, y por reirnos un poco.
Besitos, guapetona.

Alipio dijo...

Ciertamente, hay un parecido entre la religión y las matemáticas: aprender de memoria las fórmulas sin pararse a deducirlas y/o comprenderlas.

Saludos.

Gustavo dijo...

Ave María Purísima.
Sin pecado concebida.
¿Pero hija cuántos años hace que no te confiesas?

miner dijo...

Yo sigo sin entender nada, bueno eso en mi ye normal. Y...mejor lo dejo aquí.