sábado, 1 de octubre de 2011

MI PICK-UP



Esta mañana, al intentar seguir los consejos de mi hermana para ahuyentar los nublados cantando a pleno pulmón, algo me lo impedía. No hubo que recorrer mucho camino para encontrar la razón: había perdido la costumbre. Simplemente. Y ya se sabe que recuperar la forma, una vez perdida, lleva su tiempo. Fue inevitable echar mano del recuerdo.

Mi adolescencia se llevaba bien consigo misma a pesar de sus contradicciones. A una mañana de alegría incontenible podía sucederle una tarde de llanto descontrolado. Pero unas emociones compensaban de las otras. Había cierto equilibrio aunque visto desde la clase médica podría denominarse a esta situación como “un estado de desequilibrio emocional”. Por aquel entonces nadie nos llevaba al galeno por estas minucias. Formaban parte de las alteraciones lógicas de la edad en una persona considerada “nerviosa” como era mi caso.

Seguí el camino de mis recuerdos y me vi frente al espejo dándole a las rancheras…”Juan se llamaba y le apodaban “Charrasqueado”…era valiente, pendenciero y jugadoooor”. Era la canción que sonaba en el vinilo que giraba en mi pick-up. Con este nombre, pick-up, me lo había presentado mi madre cuando me lo regaló. Como algunas otras primicias, lo había adquirido en uno de los atraques que el barco había hecho en Las Palmas. Tenía la apariencia de un coqueto maletín. De forma cuadrada, forrado externamente con tela a cuadros en los que se mezclaban el rojo, el negro y el beige. Todos los remates, incluido el asa eran de plástico en un tono beige muy clarito. Al abrirlo aparecía el pick-up. Una de las partes del maletín era el giradiscos y el otro el altavoz. Yo lo llevaba con orgullo cuando, en la fiesta de “les comadres”, preparábamos una merienda festín en un lugar alejado del pueblo un par de kilómetros, en una vega cercana al río. Diez o doce compañeras de clase, cada una con sus viandas y sus discos de 45 revoluciones, cuyas melodías acompañarían nuestra tarde mientras le dábamos aire a nuestro cuerpo serrano a ritmo de twist.

Pues bien. Se convirtió el pick-up en mi compañero inseparable, receptor de confidencias y estimulante amigo que me acompañaba en mis ensayos de canto frente al espejo que mi padre me había instalado en la habitación. Con la ventana abierta y el disco sonando yo iba y venía por el habitáculo, haciendo la cama, poniendo orden o cambiando las cosas de un lugar a otro mientras cantaba a pleno pulmón. De vez en cuando me detenía en mis tareas domésticas, y me reafirmaba en mi vocación farandulera mirándome al espejo mientras continuaba cantando acompañando el canto de evoluciones gestuales que contribuían a meterme en el papel. El canto y el baile ocupaban parte de mi tiempo libre en fines de semana o vacaciones durante mi adolescencia y juventud. “Pajarillo que no canta algo tiene en la garganta”. Y cuando canta también...aunque una procurase echar fuera aquello que le elevase el ánimo y no la animadversión. Las adversidades también formaban parte de mi tiempo y no sólo en vacaciones y fines de semana. Pero el canto amasaba mi fiera y espantaba mis demonios.

Cuando me independicé y me fui de casa, el pick-up se quedó en el lugar que siempre había ocupado en mi dormitorio. Hasta que mi padre decidió pasarlo a mejor vida en una de sus fogatas purificadoras que hacía de vez en cuando en el patio para desprenderse de lo que él consideraba “trastos inútiles”. Siempre nos resultó imposible hacerle entender el valor de lo antiguo…

En mi nuevo estadio, y en aquel momento, fue sustituido por un giradiscos con su amplificador y sus bafles. Víctor Jara, Violeta Parra, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez y, por supuesto, Serrat y otros muchos aderezaron musicalmente los nuevos tiempos. Hoy ya no es ese el marco y yo he perdido las referencias musicales de actualidad porque no estoy en ella. Y siempre que pierdo las referencias retrocedo unos siglos en la historia para recuperar la armonía. Que lo del pasado es más fácil de controlar. No hay que cambiar nada en él porque, hoy por hoy, no se puede y la pasividad está justificada. Puede que sea esa la razón por la que ahora escucho a Bach y a Tchaikovsky en el iPod y en el reproductor de DVDs. Me olvidé de cantar.

Necesito con urgencia recuperar el repertorio de coplas y rancheras de mi juventud. Aunque no tenga el pick-up. Espejo no me falta.

K. D.

P.D. La imagen ha sido extraida de Internet

6 comentarios:

Luis Simón Albalá Álvarez dijo...

Todo está en internet, incluso el pasado.

Alipio dijo...

Y si no esta en internet, no existe.

Tu pon títulos, autores, etc y te los buscamos para su descarga (con el permiso de los chorizos de la sgae).

Saludos.

Karen Dinesen dijo...

Gracias, Alipio.Seguro que necesitaré de tu ayuda.Pero no me inquieta porque sé que, de tu generosidad y de tus excelentes capacidades, obtendré éxito en los entuertos que pueda yo organizar.
De momento te envío un abrazo. (Las solicitudes ya llegarán, ya...)


Luis Simón.Pues podrías decirme dónde encontrar detalladamente las acciones de la OTAN en Libia a lo largo de estos meses...Soy un desastre y no lo encuentro.
Un abrazo.

belijerez dijo...

Tu hermana parece psicóloga.....jejejejej.
Yo no lo soy tampoco (?¿?¿) pero cantar canto "to lo que puedo jamia".que ya lo dice el viejo refrán, el que canta sus males espanta.

Ea, y muchos besitos.

belijerez dijo...

Por cierto vaya tela lo que quieres buscar tu en internet.
Has de saber, que eso lo contarán pasado un tiempo y en documentales vendidos a los gobiernos militaristas como los de España, por ejemplo.
La OTAN son las fuerzas belicas al servicio de los mayores ladrones, los gobiernos capitalistas, que pagamos todos los empobrecidos del mundo, incluida yo que estoy otra vez desempleada.

....que tienen la zarzamora que a todas horas llora que llora por lo rincones.....

Karen Dinesen dijo...

Hola, querida Bely. Ya te echaba yo de menos.
Gracias por venir.Siento que se haya terminado el trabajo. Pero apuesto a que no tardarás en encontrar otro empleo.
Un abrazo