sábado, 1 de octubre de 2011

PÓSTUMO SABINA...


PEDRO DE SILVA [ Joaquín Sabina, a punto de presentar un musical que funciona a la vez como recopilatorio, dice que se siente póstumo y sólo desea ser un cadáver exquisito. Nada extraño, habría que decirle: a partir de una edad casi todo el mundo que haya vivido algo y no sea un necio se siente póstumo, y vive consigo mismo, e incluso se ama, con una cierta sensación de necrofilia. ¡Qué patético, en cambio, el (necio) empeño en mostrarse joven, en tratar de negarle al tiempo sus derechos de paso por los cuerpos! El privilegio es vivir la posteridad de uno mismo, cuando todo ha cambiado tanto alrededor que le cuesta ya comunicarse con el entorno, pero aún conserva la lucidez para mirarlo, como si fuera un espectáculo con algo de futurista. Es el privilegio del dulce cansancio de las células, ése que no lleva al hastío ni la derrota, sino al confort de una cierta intemporalidad, como la de Drácula.]

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Al hilo de una de las ingeniosas frases de Sabina, D. Pedro de Silva ha hecho una de sus lúcidas reflexiones. Y ambos me sirven a mí de excusa para chacharear.

Sabina ha dado muestras suficientes de su malicioso ingenio en beneficio de cuantos disfrutamos de sus cantos, dires y diretes. Es antológica la mención que hace a las musas, definiendo a tales como “unas putas que se la pegan con Serrat”. Su inteligencia le hace brillar y su astucia, en tándem con la fortuna, le hace sobrevivir a sus flagelos. Probablemente mediante engañosas argucias. La última ha dado como fruto las palabras que D. Pedro pone en boca de Sabina para expresar su estado: “se siente póstumo y sólo desea ser un cadáver exquisito”. ¡Genial! O al menos así me lo parece. Si no fuera porque sus actos contradicen sus palabras.

No le veo yo a Sabina viviendo su propia posteridad. Está que lo vierte en lo que a actividad se refiere preparando su espectáculo musical y estableciendo un control férreo sobre cuanto se hace para evitar que quede algún cabo suelto. Sabina es, en mi opinión, un “bon vivant” y lo será hasta el último respiro. No me da la impresión de que se resigne a vivir su posteridad, porque no le ha llegado el momento de sentarse a contemplar el espectáculo de la vida como algo futurista con cuyo entorno no se comunica. Se adapta camaleónicamente a los tiempos y a las limitaciones de su propio tiempo. Y, en ese sentido, mantiene la comunicación con el medio. Sólo cambia las formas. No sé si ya lo ha dicho todo pero ya ha dicho mucho. Y, además de servir para su propio placer y el de cuantos le disfrutamos, habrá comprobado que para cambiar las cosas hacen falta más cosas que palabras. Su adhesión a Zapatero en las últimas generales le ha aleccionado en este sentido. Pero sigo con sus postrimerías, que me río yo de tales. ¿Se siente póstumo a su tiempo e intenta presentarnos entre fuegos de artificio un musical? ¿Hay algo más acorde y apropiado con los tiempos que corren? …

Las cosas, en su esencia, no han cambiado tanto a nuestro alrededor. Son los modos y las formas lo que ha cambiado y algunos no reconocemos el envoltorio dificultando nuestra comunicación con el entorno como bien advierte Pedro de Silva en su reflexión serena. Pero Lord Joaquín Sabina, sabe bien quitarle el papel al paquete y descubrir que se oculta dentro. Después, él mismo vuelve a embalarlo. Esta vez con el decorado que él mismo se procura.

K.D.


P.D. La imagen ha sido extraída de Internet

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