sábado, 28 de abril de 2012

Y ENCIMA, LLUEVE!



He leído,como habitualmente hago cada día, el breve artículo de Pedro de Silva. No voy a desgranar las virtudes que le reconozco al escritor y que, objetivamente, muestra en sus escritos, tanto en lo que se refiere a su capacidad de análisis y propuestas como en su exquisita forma de expresarlo, siendo capaz de hacer uso frecuente de su sentido del humor o de convertir su indignación en sutil ironía.

Pero la que suscribe no disfruta de tales dones. Y al mediar la mediocridad, que es muy suya y muy mía, propulsa salvajemente la indignación en todo su esplendor y su chabacanería. Que por algo me crié en los arrabales de la villa, en donde aprendí que no es oro todo lo que reluce y que, en ocasiones, es necesario llamar a las cosas por su nombre aunque corra una el riesgo de recibir una pedrada.

Este introito tiene como finalidad la justificación del canto de los sapos que pueden salir de mi estómago que está a rebosar.Y es que la situación política de Asturias....¡tiene bemoles! Y va el Sr. de Silva y, haciendo referencia al contexto, en su cuidadosa forma de coger el rábano por las hojas, haciendo malabarismos lingüísticos, para conseguir desenterrarlo y que permanezca intacta la hortaliza, se arremanga a decir lo que a continuación reproduzco:
"...La política es siempre difícil, pero si el político sigue apilando razones para que no se le comprenda precipita una crisis de credibilidad institucional..."

¡¡Pero cómo que apilando razones para que NO se le comprenda!!
Todas las "sin-razones" que motivan la falta de credibilidad institucional son perfectamente asequibles a la capacidad de comprensión de una parte importante de los ciudadanos entre los que creo encontrarme. No apila el político razones para que no se le comprenda. ¡Vaya que si se le comprende! Es el político, en su ceguera, demasiado evidente a los ojos de cualquiera que mire aunque éste no sea escrupuloso en sus observaciones.Es muy fácil ver la exhibición que hace, el ya convertido en "profesional de la política", de sus intereses personales y /o partidistas, ambiciones, desconsideración hacia los ciudadanos que le han votado para que gobierne y lo haga por y para el pueblo, su prepotencia, su mal uso y abuso del cargo, su mirarse al ombligo, su ignorar que es prescindible...que se le puede mandar a freír puñetas...aunque otra parte de la ciudadanía contribuya con su irresponsabilidad, en la reiteración equívoca del voto con una venda en los ojos, a que esta casta de políticos se refuercen en su incompetencia y se olviden de sus compromisos.

Lo siento, D. Pedro. Pero la falta de credibilidad institucional no se debe, en mi opinión, a la NO comprensión hacia el político. Más bien a la clarividencia del ciudadano ante la transparencia de la impresentabilidad de algunos que hacen que el término "político" acabe teniendo, desgraciadamente, una carga peyorativa.
Y a esto puede sumar la actuación de excelencia del TSJ.¡Para cagarse!

Discúlpenme el tono. El canto del sapo nunca destacó por su elegancia.

K.D.

  

2 comentarios:

Alipio. dijo...

Resumiendo:

"Vota por NADIE."
NADIE cumplirá sus promesas electorales.
NADIE escuchará tus preocupaciones.
NADIE ayudará a la pobreza y el desempleo.
NADIE se preocupa.

Si NADIE es elegido, las cosas serán mejor para todos.
NADIE dice la verdad.

Saludos.

(de Internet)

Karen Dinesen dijo...

Nadie se preocupa. Y tú también, Alipio. Y yo. Aunque no haga nada por evitar la hecatombe.Ya somos tres los que nos preocupamos: Nadie, tú y yo.
Tres es un buen número.
Un abrazo