miércoles, 16 de enero de 2019

CUANDO EL DIABLU NO TIEN QUÉ HACER....


¿Sería de  verdad una “despedida a su estilo”?.....


Estaba yo pensando en Juan Cueto  Alas.
Yo no tuve el gusto de conversar nunca con él. Ni siquiera escucharle en una de sus charlas. Pero compartí durante un tiempo prolongado la hora y el espacio del café de las tres.

Mediados los años setenta, acudía yo a la cafetería ALASKA para tomar el café antes de volver al trabajo. Era un lugar en el que la calidez la ponían sus dueños, discretos y amables, y la magnificencia unos amplios ventanales que permitían contemplar el mar. Al llegar ,antes de entrar, me impregnaba del olor a sal y recibía  el impacto de la brisa en el rostro… prolegómenos  dignos del  sabor y el calor que me esperaban en el interior del  local.

Poco antes o poco después Juan Cueto aparcaba su bicicleta en El Muro y pasaba a ocupar el  lugar habitual en la cafetería, mirando al mar. Sentado con una pierna cruzada sobre la otra y degustando el puro que sostenía entre sus dedos, amarilleados por la nicotina, solicitaba su café, no sin antes haber cruzado unas claras, escasas ,discretas pero, en todo caso, sinceras palabras de “buenas tardes”, mirando siempre a los ojos de las personas a quiénes iba dirigido el saludo. Yo era una de ellas. Este acto, convertido en ritual por cotidiano, me dio alas para hacerme una idea –falsa tal vez-de cómo era este hombre. La imaginación es   muy suya y hace de las suyas cuando le apetece.

Digo esto porque, habiendo seguido la trayectoria de Juan Cueto a lo largo de la vida que nos permitió compartir a través de sus muchos desempeños, y habiendo leído estos días en la prensa  lo que se soslaya de cuál pudo ser su voluntad en las palabras de los responsables de hacerse cargo de sus restos, más bien imagino (y digo “imagino” de imaginar, de suponer de prejuzgar…) que tal vez “Su despedida” no se ajustase exactamente a “su estilo”.

Es un hablar sin saber, evidentemente. Pero a veces las palabras dicen más por lo que no dicen que por lo que dicen….
Me pregunto…
¿Qué querrá decir que él siempre quiso reposar en “tierra asturiana”?...
¿Qué diría Juan Cueto viendo su ataúd en la pecera del tanatorio de “los Arenales” mientras surgían loas por doquier del elenco de “intelectuales” (¿) que arroparon a su hija y familiares?
Su hija dice, según comentario de prensa, que su padre no era de “despedidas solemnes”. Pues bien, Juan….si lo dejaste sin desarrollar… caben interpretaciones varias…

En la prensa también:  
A las muestras de condolencia en un acto íntimo en el que no iba a haber intervenciones, pero en el que terminó por haberlas, su sumaron más personalidades como la presidenta de la Asociación de Escritores de Asturias, Esther García; el catedrático de la Universidad de Oviedo Lluis Xabel Álvarez; el escritor Miguel Barrero; el también escritor y colaborador de este diario Xuan Bello; la librera Conchita Quirós, y el exalcalde de Oviedo Antonio Masip, entre otros.” 
 Y otros muchos más.
“La intimidad del acto” parece discutible a la vista de lo visto…¿no?

Pero seguramente yo soy una quisquillosa que se plantea interrogantes , incluso hasta en los asuntos que no son de mi incumbencia, como es el caso. Y lo más probable es que, efectivamente, la despedida haya sido diseñada a su estilo. Al fin y al cabo, se supone que quiénes participaron en ello le conocían en profundidad.

Ya alcanzó la gloria que no persiguió en vida porque nunca le interesó. O eso creo yo…
D.E.P.

K.D.

2 comentarios:

M. dijo...

Si algunos muertos levantaran la cabeza se volverían a morir. Lo muerto, si breve, dos veces vivo . Acabo de enterarme de la muerte de Álvarez Areces compañeros de quinta. Hicieron la mili juntos.

Victoria Jove Crespo dijo...

Había hecho un comentario largo al respecto y se esfumó.
En otro momento lo haré.
Gracies, M. por pasar y dejar aquí tu comentario.

Victoria