Recuerdo tus palabras de despedida a un diputado del Partido Popular, Alfonso Candón, el día que este se marchaba del Parlamento:
"Creo que le vamos a echar de menos. Y voy a decirle una de las cosas más bonitas que se pueden decir a alguien y es que es usted una buena persona y le pone calidad humana a este sitio".
Si tú lo dijiste seguro que es así porque solo las personas buenas, como tú, sois capaces de identificar a las buenas personas. Y porque solo las personas con una calidad humana como la tuya sois capaces de ver lo mismo en los otros.
Bondad, calidad humana, inteligencia, sencillez, determinación, audacia, autenticidad, arraigo en tus orígenes y orgulloso de los mismos, defensor de causas perdidas... y un "sinfin" de cosas maravillosas podría yo decir de ti, Alberto Rodríguez.
La Fiscalía del Supremo, que archivó las causas del rey Emérito, y el Supremo, en tu caso, podrían haberse puesto de acuerdo y actuar conjuntamente como un solo Pilatos, preguntando al pueblo:
"¿ Archivamos las causas del rey emérito o la de Alberto Rodríguez?" Y les hubiera resultado fácil porque el pueblo, Alberto, el pueblo, en su mayoría, optaría por absolver al emérito y echarte a ti los perros. ¡Pero pa qué, pa qué, pa qué! Pues no están ellos sobrados de poderío como para tener que escudarse en nadie. Como un pánzer...
Alberto Rodríguez, algunos te vamos a echar de menos. Y voy a decirte una de las cosas más bonitas que se le puede decir a alguien, y es que eres una buena persona y le ponías calidad humana al Parlamento.
Gracias por ser como eres.
Victoria
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