miércoles, 25 de febrero de 2009

LA OTRA CARA


“Toda cosa es contradictoria en sí” (Hegel)


El mercado nos gana la partida en la conquista de libertades.

Hace apenas unos días escribía sobre las limitaciones de la democracia haciendo de ésta, no obstante, una defensa como el sistema en el que mejor sabemos o podemos gestionar las libertades. Y quizás porque todo aquello que es fruto de la intervención humana está hecho a imagen y semejanza del hombre, no sólo tiene limitaciones para transformar lo injusto en justo, sino que además es tremendamente contradictorio.

Si digo que no conozco nada mejor para gestionar la convivencia en “libertad”, y, en consecuencia, éste sería un rasgo definitorio, también pienso que otro de los rasgos que definen nuestro democrático sistema es, paradójicamente, el “absolutismo del mercado”.

Y esto conlleva con frecuencia la merma, la vulneración y, en ocasiones, hasta la supresión de las libertades individuales.

Empezando por lo más simple, accidental o incluso frívolo, como puede ser la libertad para vestir de la forma que a uno se le antoja, imponiéndonos una prenda de ropa determinada o prohibiendo otra para “darle la cara adecuada” a la empresa que nos proporciona el trabajo, relegando aquéllas que nos dan cara a nosotros mismos, con las que nos identificamos y que suelen ser una prolongación de uno mismo, por banal que esto parezca.

Y terminando con lo que resulta fundamental para el desarrollo de otro tipo de libertades y de una vida plena en definitiva, como es la supresión o carencia del trabajo. La privación del mismo va más allá de la frivolidad que supone el vestir, no como necesidad, sino como gusto o placer. Puede llegar a deficiencias más serias, en alimentación, vivienda, afectando incluso a la salud física y mental, sembrando desesperación y desesperanza.

Esto que parece evidente y tal vez lo sea para quien lea estas palabras, está a la orden del día aunque no escuchemos sus lamentos (los de los “aspirantes a trabajar”) a nuestro alrededor. Tal vez porque la mayor parte del tiempo estamos ocupados trabajando rodeados de gente que también lo hace. Y el resto del tiempo lo ocupamos en desconectar como yo lo estoy haciendo ahora, aunque sea hablando de los problemas que nuestro sistema genera. Afortunadamente hablando…sin sufrir las consecuencias directamente.

El Mercado son las blancas, y nosotros, los que somos objeto de mercado, las negras. O al revés, da igual el color. El Mercado defiende su libertad y nosotros la nuestra. Pero es obvio que estamos en sus manos. Por lo tanto en este tablero de ajedrez que es el sistema, es claro y notorio que vamos perdiendo la partida.


(Karen Dinesen)



P. D. Pero Hegel también decía que “Nada grande se ha realizado en el mundo sin pasión”.
Pongamos toda la que nos queda para al menos “quedar en tablas”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace años que definí para mi misma el paro-desempleo como el latigo de aquella famosa seria llamada RAICES. El trabajo, sus formas, su reconocimiento, su valor etico y precio define para mi y representa la esencia de una sociedad. Las dificultades para acceder al empleo, el reparto de los bienes o beneficios que produce el trabajo, todo y más es motivo de análisis saludables o no de dicha sociedad.
Yo veo "mu mal" el sistema, la sociedad. Me gustaría ver lo positivo de todo esto. Me cuesta ver como el "sistema de bienestar" se desvance y volvemos con pasos agigantados a una forma de vida medieval.
Adolece la democracia de ciudadanía y se refuerzan las actitudes y gestos serviles. No existe el derecho al empleo, por tanto a la independencia económica que es la principal independencia. Las demás son imposibles de alcanzar si partimos de esta premisa.

Desde que a nivel europeo se admite que no exista el pleno empleo o que se justifica su falta. Se elimina un derecho fundamental.

miner dijo...

Como siempre haces un análisis muy acertado de la realidad.
El problema que ahora sufrimos procede de dejar, lo que debía de ser política, en manos de los mercados.
Esa máxima, de que el mercado lo regula todo, a sido un gran fracaso, con consecuencias dramáticas para los de siempre, el pueblo.
Y beneficio para los corruptos.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Ojo que el derecho al trabajo se reconoce en las diversas constituciones pero el trabajo tiene valor y precio. El trabajo es lo que haces como actividad, el empleo es lo que haces y cambio recibes un precio, eso es lo que está en crisis absoluta.

Yo conozco a gente que vive de subvenciones. Qué os parece que una empresa gane más por subvenciones a contratos de personas discapcitadas que lo que le paga a éstas al mes.
Que os parece que la Junta de Andalucia misma tenga a gente trabajando sin contratos.
Tengo la impresión que el PSOE investiga al PP sobre corrupción, como estrategia para ganar en la urnas, porque si investigara en su mismo partido saldrían chorizos para acabar con el hambre.

Karen Dinesen dijo...

Bely, Miner, no dispongo de mucho tiempo pero sí del suficiente para agradeceros la visita.
Y añadir que, efectivamente, Miner, la acción política, las directrices en este sentido, no parecen tener cabida en el mercado y así ocurre lo que ocurre.
Y en cuanto a Bely, decirte que estoy de acuerdo globalmente con el contenido de tu primera intervención.
Dos abrazos ( a repartir en partes iguales)