miércoles, 23 de junio de 2021

TENGO QUE ENTRENAR EL INTELECTO

 

¡Bienaventurados los hombres de buena voluntad! Lucas, evangelista, lo explica muy bien…

Garamendi siempre me pareció uno de ellos. Las lágrimas de hoy me hicieron ver lo que supone el ejercicio de lo que implica la expresión de la bienventuranza. Tienen mucho más mérito las palabras que Garamendi expresó respecto al tema de los indultos que todo el discurso que Pedro Sánchez desgranó ayer. Garamendi probablemente tuvo que hacer todo un ejercicio de buena voluntad para poder llegar  a  entender la situación, desde lo que suponemos (por ignorancia y displicencia) que son sus postulados políticos, que al Presidente Sánchez tomar la decisión de llevar a cabo la medida desde los que suponemos(por inercia) que son los suyos.

Pues esto me hace a mí confesar lo injusta que puedo llegar a ser, por inconsciencia, ignorancia, arrogancia estúpida y todo lo que se puede añadir (bastante…), al emitir juicios simplones sobre personas cuya trayectoria, desde un pensamiento liberal-conservador (visto desde mi posición)hasta una posición liberal-progresista, es infinitamente más valiosa que la que yo haya podido llevar a efecto en mi propio recorrido vital desde una posición, supuestamente de izquierdas, mantenida en el tiempo.

Entrar al detalle en todo lo expuesto requeriría más espacio y tiempo del que dispongo ahora. Solo quiero añadir que, hecho el examen de conciencia, hago propósito de enmienda y que , como decía mi güela, “en el pecau llevo ya la penitencia”; porque lo que más nos cuesta a algunas personas es perdonarnos a nosotras mismas.

Y tengo la certeza de que alguna de las personas-diana de mi entrenamiento con el “gomeru” es inteligente sobradamente y, consecuentemente, se aplicará aquello que también decía mi güela: “no ofende quien quiere sino quien puede”.

¡Bienaventuradas las personas de buena voluntad…si entrenan!!

Buenas noches.

 

 

viernes, 18 de junio de 2021

FUERA DEL TIEMPO PERO A TIEMPO

 

Cada vez llego más tarde. No solo estoy en las nubes, algo habitual en mí cuando busco espacio fuera del mundanal ruido, sino que me estoy quedando también fuera del tiempo…Y en una de estas ya no encuentro el camino de regreso…

Hoy, utilizando internet, primero por necesidad y más tarde por la inercia del medio que te permite navegar sin tener carnet de patrón ni brújula (ya te orientan sin que te enteres con mando a distancia…),me encontré con una sorpresa. Conserva su frescura pese a que lleva ya unos meses horneada. No tiene fecha de caducidad. Se llama Mauregato.  Me había quedado yo con “el comedor de pipas y su moral” cuando me encuentro con este personaje de fábula, fabulado a su vez por Pedro de Silva.

Me fascinó la interpretación que Eladio de Pablo hace de la lectura del libro. Claro que cada lector reescribe y este, Eladio, también es un virtuoso fabulador…por lo que tendré que leerlo si quiero comprobar que lo que deduzco de la deducción de E. de Pablo se ajusta o no a lo que Pedro de Silva expone y esconde…para variar…

Mauregato es personaje que permite alejarse de uno mismo al escribir sobre el rey. Mas no es menos verdad que también facilita la posibilidad de meterse en su piel, propiciando la dificultad de discernir al fabulado del fabulador.

La sorpresa  que me suscitó la aparición de esta obra y el interés que me despierta su lectura surge de lo que E.de Pablo señala como una propuesta de un cambio de valores, puesta en boca de un personaje (Narrador en la historia de Mauregato). Copio y pego: «Frente al orden de lo viejo, la herencia más humana es la rebeldía; joven es el que sabe que los mejores tiempos no han llegado todavía; viejo aquel que le dice al joven que solo sueña». Esto resulta francamente insólito saliendo del lápiz de Pedro de Silva.  O eso me parece a mí...Si añadimos que Eladio encuentra a “San Juan de la Cruz” como paradigma de Mauregato” rey doliente” y añade, en su magnífica interpretación de la lectura por él realizada, que la figura del Narrador se mantiene , pese a los palos en las ruedas que le pone la vida en su devenir, como “un utópico impenitente”, y considerando lo difícil que le resulta al escritor escapar de su propia proyección en sus creaciones, concluyo que Pedro de Silva ha madurado, pasando del cinismo más pragmático al valedor por excelencia de la búsqueda de Itaca. O esto o es el mejor fabulador de la historia, consiguiendo desprenderse absolutamente de sí mismo al escribir. En todo caso, vaya mi enhorabuena para Eladio de Pablo. A Pedro de Silva, habrá que ver…

Antes, leer...


Que la Fuerza nos acompañe