martes, 31 de mayo de 2022

EN "ORSAI"

 

Escucho en el informativo a una mujer con alguna responsabilidad en los asuntos de mujer y violencia. Solo una breve frase fuera de contexto, supongo, pero impactante pa alguien que se pasa la vida intentando priorizar lo esencial tratando de distinguirlo de aquello que, en mi opinión, ye secundario.

La mujer decía, acerca del asesinato de una mujer de 32 años a manos de un hombre que ya está detenido, que “aún no podían decir qué tipo de feminicidio se había cometido al desconocer aún la relación que había entre ellos”. Dado que el asunto está inconcluso, pasan a informar de otra noticia. ¡Yo con esto no puedo! ¿De verdad es tan  importante el “apellido” del llamado “feminicidio”?... Tengo que enterarme bien del significado de “feminicidio” porque debo confesar que ignoro los matices para la denominación. Tal vez homicidio haya quedado reducido exclusivamente a los hombres y yo, como siempre, fuera juegu… Y, probablemente, dependiendo de que fuesen , ejecutada y ejecutor, amigos, vecinos , pareja sentimental o expareja, desconocidos simplemente…podrá ser el feminicidio de una u otra categoría. Pues tendré que darme golpes de pecho por ignorante en vez de sublevarme oyendo coses que me parecen de refalfiu, y no solo no lo son sino que tienen vital importancia para la causa. ¡Que me perdonen los doctos!

Ayer  escuché otra expresión nueva pa mi sacu de recursos lingüísticos pero que, de momento, no incorporo hasta que haya un dictamen seriu sobre la misma: “pobreza menstrual”. Otru fruto de apellidar cada sustantivo en función de les , en mi opinión, soberbies y sobrades categoríes a les que pretenden acostumbrar nuestros oídos. Me niego.

Para confirmar la existencia de tal cosa, entrevistan a un par de mujeres jóvenes sin recursos que utilizan los albergues para dormir y los bancos de alimentos para comer. Ellas se reafirman en que tal “pobreza” existe porque no disponen  de compresas  ni tampones y no tienen forma de acceder a algo tan necesario. ¡Pues claro, rediós! Empezamos con la pobreza energética y ya vamos por la pobreza menstrual. ¡Oigan, jóvenes, pre-jóvenes y post-jóvenes! ¿No está ya bien? Si alguien (o “alguiena”) no dispone de aquello absolutamente necesario para poder llevar una vida digna se denomina “POBRE”. ¡¡Y ya!! En una ocasión, tuve la oportunidad de leer en prensa las distintas clases de pobres que están en el “umbral de la pobreza y en la cola”. Y había varios grupos…

Y digo yo…¿No sería mejor  hacer una cesta de compra mensual (pa poder incluir les compreses…no vaya a ser que en una semanal no entren) que incluya lo necesario pa estar nutridos, bien alimentaos, limpios y aseaos y todo cuanto sea preciso pa sobrevivir con dignidad? A esto, que se añada la renta de la vivienda y el gasto de electricidad, agua y otros servicios, tales como les  tases de recogida de basura, por ejemplo. Una comisión de expertos para hacer el cálculo con la mayor precisión y quiénes queden por debajo del baremo, ¡POBRES! Y listo. Y a perder menos tiempo en establecer categoríes múltiples que no lleven más que a hacer complejo lo que, por evidencies, resulta sencillo.

Sigo “of side”. Mi güelu decía “orsai”. Pues eso. En eso estoy.

Que la Fuerza nos acompañe!