Escucho en el informativo a
una mujer con alguna responsabilidad en los asuntos de mujer y violencia. Solo
una breve frase fuera de contexto, supongo, pero impactante pa alguien que se
pasa la vida intentando priorizar lo esencial tratando de distinguirlo de
aquello que, en mi opinión, ye secundario.
La mujer decía, acerca del
asesinato de una mujer de 32 años a manos de un hombre que ya está detenido,
que “aún no podían decir qué tipo de feminicidio se había cometido al desconocer
aún la relación que había entre ellos”. Dado que el asunto está inconcluso,
pasan a informar de otra noticia. ¡Yo con esto no puedo! ¿De verdad es tan importante el “apellido” del llamado “feminicidio”?...
Tengo que enterarme bien del significado de “feminicidio” porque debo confesar
que ignoro los matices para la denominación. Tal vez homicidio haya quedado
reducido exclusivamente a los hombres y yo, como siempre, fuera juegu… Y,
probablemente, dependiendo de que fuesen , ejecutada y ejecutor, amigos,
vecinos , pareja sentimental o expareja, desconocidos simplemente…podrá ser el
feminicidio de una u otra categoría. Pues tendré que darme golpes de pecho por
ignorante en vez de sublevarme oyendo coses que me parecen de refalfiu, y no
solo no lo son sino que tienen vital importancia para la causa. ¡Que me
perdonen los doctos!
Ayer escuché otra expresión nueva pa mi sacu de
recursos lingüísticos pero que, de momento, no incorporo hasta que haya un
dictamen seriu sobre la misma: “pobreza menstrual”. Otru fruto de apellidar cada
sustantivo en función de les , en mi opinión, soberbies y sobrades categoríes a
les que pretenden acostumbrar nuestros oídos. Me niego.
Para confirmar la existencia
de tal cosa, entrevistan a un par de mujeres jóvenes sin recursos que utilizan
los albergues para dormir y los bancos de alimentos para comer. Ellas se
reafirman en que tal “pobreza” existe porque no disponen de compresas
ni tampones y no tienen forma de acceder a algo tan necesario. ¡Pues
claro, rediós! Empezamos con la pobreza energética y ya vamos por la pobreza
menstrual. ¡Oigan, jóvenes, pre-jóvenes y post-jóvenes! ¿No está ya bien? Si alguien
(o “alguiena”) no dispone de aquello absolutamente necesario para poder llevar
una vida digna se denomina “POBRE”. ¡¡Y ya!! En una ocasión, tuve la
oportunidad de leer en prensa las distintas clases de pobres que están en el “umbral
de la pobreza y en la cola”. Y había varios grupos…
Y digo yo…¿No sería
mejor hacer una cesta de compra mensual
(pa poder incluir les compreses…no vaya a ser que en una semanal no entren) que
incluya lo necesario pa estar nutridos, bien alimentaos, limpios y aseaos y
todo cuanto sea preciso pa sobrevivir con dignidad? A esto, que se añada la
renta de la vivienda y el gasto de electricidad, agua y otros servicios, tales
como les tases de recogida de basura,
por ejemplo. Una comisión de expertos para hacer el cálculo con la mayor
precisión y quiénes queden por debajo del baremo, ¡POBRES! Y listo. Y a perder
menos tiempo en establecer categoríes múltiples que no lleven más que a hacer
complejo lo que, por evidencies, resulta sencillo.
Sigo “of side”. Mi güelu
decía “orsai”. Pues eso. En eso estoy.
Que la Fuerza nos acompañe!