lunes, 10 de mayo de 2010

A MI ABUELO JOAQUÍN


Hace setenta y dos años

que le segaron la vida.

Un amargo once de Mayo

en los albores del día

le ejecutaron a saco.

Ya no vio la amanecida.

Arraigaron sus redaños,

brotaron de sus heridas,

sobre la tierra que echaron,

brotes de alma renacida.

Matan el cuerpo las balas...

pero al alma le dan alas...


Karen Dinesen



4 comentarios:

miner dijo...

Estas son las autenticas alas del alma,que alguien después de setenta años te recuerde con una poesía.

Un saludín

belijerez dijo...

Vista las dificultades del aguila prefiero la gallina.

Lindo poema, gran abuelo y mejor nieta.

Besitos, amiga.

Logan y Lory dijo...

Y todavia hay quien pretende que nuestros muertos permanecan en la oscuridad de las conciencias.

Nos has conmovido...

Un abrazo para ti, otro para el abuelo Joaquín, en memoria de todos aquellos que no han sido olvidados por quienes les han querido y les quieren

Karen Dinesen dijo...

Gracias por entenderlo, Miner. Yo creo que se trata, efectivamente, de eso.
Un abrazo.


Beli,gracias por estar ahí sin esperar nada a cambio.
Otro abrazo para ti.

Y gracias a vosotros, Logan y Lory, por vuestras palabras que también son conmovedoras para mí.
Un par de abrazos.