¡¡Lo que grité!! Todo lo que me permitió el constipado que me acompaña desde hace cinco días afectando a garganta, nariz y oídos.
Yo misma estoy sorprendida del enmudecimiento en que me sume este Gobierno. Porque mira que provocan... Si es que te ponen el capote cada día en las capeas de entrenamiento para dar broche a las mismas cada viernes con un cartel que ni José Tomás...Soraya, de Guindos y Montoro nada tienen que envidiar a la hora de hacer la faena. Para orejas, rabo y vuelta al ruedo.No lo hace nada mal a la hora de poner banderillas el resto del gabinete Ministerial.. Y el torero por excelencia que piensa poner una plica en Gibraltar: El Sr. Rajoy. La verdad que, aunque éste diste de producir la simpatía del Mariano de Forges, no puede decirse que no sea digno merecedor de ser protagonista de viñeta.De humor negro, eso sí. No pueden provocarme risa la injusticia y la lapidación de las libertades.
Inicialmente las acciones del Gobierno Rajoy me generaban indignación.A pesar de no creer en la efectividad de las manifestaciones, acudí a todas las que pude para dar rienda suelta a la rabia.Pero la resaca que traía consigo la ausencia de cambios en la política marianista fue sumiéndome en la desesperanza y la desesperación.
Cuando empecé a conocer de cerca los efectos de la misma en mi entorno más cercano, descubriendo rostros reconocibles en las colas de Cáritas,sentí que la ira daba paso a la tristeza. Una inmensa tristeza. Y una, que siempre cuestionó la función de las ONGs aunque el poso religioso de la educación recibida la llevase a colaborar de forma renuente para compensar la contradicción, pues una, la que suscribe, se alivia ante la existencia de Cáritas y Cruz Roja cuando les proporciona un bote de Colacao y dos paquetes de arroz a un padre de familia.Y lo más tremendo es que esto es sólo una anécdota en el conjunto de las desmedidas medidas por las que, cínicamente, piden disculpas a quienes joden.No puedo con ello.
Pero, por primera vez, tomo plena conciencia de que las palabras, arma por excelencia en democracia, no sirven para nada. Es por ello que me han dejado sin ellas. No porque no las tenga apiladas para lanzárselas con tirachinas si de algo sirviera. Sino porque la toma de conciencia de la inutilidad de las mismas y de cómo las injusticias y el cercenamiento de la libertad vienen de mano de la democracia me dejan totalmente inerme.
Lo que ya colmó el vaso de mi indolencia inducida fue la loa de Mariano Rajoy a la mayoría silenciosa. Fue entonces cuando abrí la ventana de la habitación y de mi boca, a modo del Grito de Munch, salieron rayos y centellas.No puedo permitir que el abatimiento y el estado de hibernación en el que se encuentra mi voz acabe por incluírme en semejante banda. Que no me confundan...
K.D.