Desde siempre me pareció
inmoral ganar dinero con dinero. Ya sé que esto , a una inmensa mayoría, le parece una solemne estupidez. No es
extraño, considerando que lo moral o inmoral se relaciona con el uso- o no- de
las buenas costumbres y con la idea que tiene la persona sobre las normas que
rigen el bien y el mal, algo obviamente (término al uso últimamente) subjetivo,
y, en consecuencia, no válido para ser objeto de legislación.
Dicho lo anterior, no es
discutible la moralidad o inmoralidad de ganar dinero poniendo en juego aquél
del que ya se dispone ya que es suyo de su propiedad. Y la propiedad es algo
intocable en un Estado en el que el “respeto a los derechos y libertades
fundamentales “ (ahí queda eso…) es uno de los principios fundamentales.
No obstante, yo , pacata sin
remisión, sigo pensando que es una fortuna disponer de dinero sobrante por mucho
que los restos sean el fruto de una buena gestión del dinero que obtiene de su
trabajo. Y aún hoy confirmaba este estado como afortunado al escuchar los
pensares y decires de quiénes se presentaban a las pruebas para poder obtener un
trabajo en EMULSA …”¡Una lotería!¡Un bingo!”…expresiones de algunas de las
personas que allí concurrían.
No es un ejemplo moralizante
gastarse las sobras en caprichos, evidentemente, pero engaño a la conciencia
susurrándole al oído que ese gasto dará algún dinerillo a quienes me los proporcionan.
Y aunque el importe de los caprichos probablemente no me diese a mí para
participar en un “fondo” , cada vez que oigo la expresión “fondo de inversión”
me viene a la cabeza ¡¡¡DANGER!!!. Lagarto,
lagarto…que diría mi güela.
Cuando veo a algunas gentes
quejarse, razonable y justamente, de lo mal que son tratados sus padres, hermanos
y demás parientes en las residencias de ancianos, dándoles a comer bazofia y manteniéndoles desasistidos por falta de
higiene y otros cuidados, responsabilizando de tales desmanes a la gestión de
la Residencia y elevando, por extensión, la queja a Consejería y/ o Ministerio
de Asuntos Sociales…siempre me hago las mismas preguntas:
¿Acaso ignoran que es
probable que el lugar en el que han puesto la confianza para el cuidado de sus
parientes puede ser propiedad de un “fondo de inversión”?
¿Tendrán los afectados
algunos de sus ahorrillos dando rentas en alguno de los múltiples “fondos”
repartidos por el extenso mundo de las finanzas?
¿Serán acaso ellos mismos
responsables, directos o indirectos , de la propia mierda en la que se están
rebozando y de la que culpan a los
gestores de la Administración?
Estas cosillas comentaba yo
uno de estos días con un amigo tan pacato como yo misma, diciéndonos que lo
comentado debería quedar entre nosotros para evitar caer en las hordas
liberales que nos juzgarían como radicales, extremistas, comunistas y por ahí p’alante…y
hace ya tiempo que no estoy por desperdiciar el mío. Al menos de forma
consciente.
Si hoy escribo es sólo para
agradecer el magnífico texto del que es autor Pedro de Silva: “La moral del
corredor de fondos”. Artículo de
excelencia. Debería formar parte de los programas educativos .
Que la Fuerza nos acompañe.