viernes, 27 de marzo de 2009

"MI TÍO"

Hoy estaba haciendo un comentario en el blog de Luis Simón y se entrometió “mi tío”. Ya os he dicho que, aunque tuve más tíos sólo éste se ganó la exclusividad del posesivo. El resto son el tío Pepe, el tío Tante… Sin embargo, Joaquín es “mi tío”. Influyó de forma decisiva en parte de lo que yo pueda ser hoy.

Él fue quién hizo llegar hasta mí aquello de “no es más feliz quién más tiene sino quien menos necesita”. Me enseñó a multiplicar con la tabla de Pitágoras y me hizo entrar en “Fantasía” llevándome al cine mientras me apuntaba, discretamente en voz baja, “esta música es del Cascanueces ”, cuando aparecía en pantalla el genial baile de los hipopótamos. O, “escucha, ésta que suena ahora es el Vals de las flores”…Al salir del cine ibamos a casa tarareando las melodías.

Había un programa radiofónico en mi infancia, cuya sintonía era la Marcha triunfal de la Ópera “Aida” de Verdi. También me llegó gracias a él. Cada vez que sonaba, él preguntaba: ¿Qué es lo que suena? A lo que yo respondía siempre, una y otra vez, según él me había indicado.

Me enseñó el Himno de Riego, La internacional y La Marsellesa.De ésta decía que, además de gustarle musicalmente hablando, era un símbolo de libertad: “Allons enfants de la patrie, le jour de gloire est arrivée”. Hoy me pregunto cómo podía saber la letra y pronunciar a la perfección, cuando nunca tuvo acceso a aprender el idioma. Aún estoy a tiempo. Lo haré la próxima vez que le vea.

Durante las vacaciones de verano me llevaba con él a su lugar de trabajo. Yo llevaba cuentos para leer mientras él también leía aprovechando aquellas largas mañanas en la “oficina de telégrafos”, esperando que sonase alguna vez el teletipo. Pocos telegramas llegaban al pueblo entonces. Alguna felicitación de boda o cumpleaños, algún que otro pésame…A lo largo de la mañana podía hacer su aparición el Jefe de la oficina, impecablemente vestido de traje (mi tío llevaba un uniforme gris aunque jamás se puso la gorra de plato) e intercambiaba algunas palabras con él sobre las incidencias posibles (o sea ninguna salvo infrecuente avería que solventaba Che, el responsable de mantenimiento, que sólo aparecía si se reclamaba su presencia). Permanecía allí durante lo que a mí me parecía un breve periodo de tiempo y se iba. Si algún telegrama de los recibidos, consideraba que era de urgente reparto, salíamos a hacer entrega del mismo cerrando la oficina entretanto y colocando un letrero indicando que en breve volveríamos. Otras veces hacíamos el reparto al final de la jornada.

A mí me encantaba el lugar. Cierto que tenía mucha luz. Entraba por amplios ventanales que accedían a balcones de piedra (arenisca?) con barrotes torneados a los que mi abuela temía. Se pasaba la vida haciéndome recomendaciones para que no metiera la cabeza entre ellos si salía al balcón por alguna razón. La puerta de acceso a la oficina entraba directamente a un amplio espacio dónde podrían hacer cola en ventanilla un buen número de personas. Aunque lo cierto es que nunca recuerdo ni una cola de dos al menos.

La ventanilla formaba parte de un frente de madera ajustado entre las dos paredes laterales del lugar. Por la izquierda, a través de una puerta batiente, se accedía al interior de la oficina, donde se realizaba el trabajo. Era un amplio espacio, o a mí me lo parecía. Y había una inmensa mesa donde estaba el teletipo y un montón, nunca mejor dicho, de cosas más. Yo me hacía un hueco en la mesa para apoyar mi libro, y a mi menester.

Mi tío es una persona extraordinaria. Llenaría páginas hablando de él. Aún conserva una maleta de cartón con protecciones metálicas en las esquinas, en cuyo interior tiene, entre montones de escritos y reflexiones, un álbum de cromos de Blancanieves que es una joya. En el interior de la tapa que cierra la maleta luce una foto en blanco y negro de Marilyn Monroe extraída de alguna revista de Fotogramas.

Tiene 82 años, la mente ágil y le brillan los ojos. Sigue pensando que el comunismo es la única solución a los problemas del mundo. (Y frenar la explosión demográfica que sufrimos. Es obsesión y premisa previa a cualquier propuesta de debate). Todo el mundo le llama pesado. Tal vez lo sea. Yo le quiero un montón.
(Karen Dinesen)

jueves, 26 de marzo de 2009

¿CÓMO SALIR DEL LABERINTO?


¿Cuándo se da fin a un blog?
Es más complicado de lo que parece…Hoy estaba pensando en ello, reflexionando sobre la servidumbre que supone su mantenimiento.

Con el blog, salvando todas las diferencias, pasa un poco como con los hijos y otras responsabilidades adquiridas voluntaria e inconscientemente. Cuanto más crecen más quebraderos de cabeza te proporcionan. Y, a simple vista, tienen otra cosa en común: ¿son para siempre…? ¡¡Horror!! Yo no pensé en esto al darle vida.

Yo, que acostumbro a ser cumplidora y responsable, hice nacer un blog irresponsablemente. Me dejé llevar. No pensé en lo que estaba haciendo…Ni siquiera se justifica el nacimiento con eso de que “una tiene ya una edad…”, “..o ahora o nunca…” Condicionantes éstos que suelen influir en la toma de decisiones a la hora de tener un hijo cuando el instinto maternal no acciona la alarma de otra manera. Fue un alumbramiento basado en la inconsciencia.

Ni siquiera me percaté de que me hacía cierta ilusión hasta que lo parí. Y aquí está, convertido en un problema. Porque es que hay que darle de comer, vestirlo, cuidarlo, evitarle virus y otros procesos infecciosos…Es una esclavitud.

No lo sería si nadie supiera de su existencia. Mi instinto de supervivencia (su vida o la mía) me llevaría a cometer un crimen en defensa propia. Le dejaría morir por inanición.

Pero se ha convertido en centro de atención. En un elemento generador de afectos. Si él desaparece, con él se van Bely, Miner, Mary, Casicasirua, el prudente Luis Simón y yo misma. Y, ciertamente, no estoy en condiciones, no soy capaz de cometer un asesinato múltiple. No estoy hecha para estos menesteres. Soy esclava de los afectos. Es mi mayor dependencia.

¿ Y cómo yo , que siempre camino en el filo de la navaja procurando evitar todo cuanto pueda generarme dependencias, caigo en esta trampa como si fuera primeriza?

La respuesta tal vez esté en el entramado de la invisible y extensa RED. Llegan sus hilos hasta límites insospechados. Alguien tendría que prevenir sobre el peligro que supone, colocando un cercado electrificado o haciendo ondear una bandera pirata.

Puede que la única solución sea escapar a la nube.
(Karen Dinesen)
P.D. (Gracias a Mary por la foto)

miércoles, 25 de marzo de 2009

DE OCA EN OCA Y TIRO PORQUE ME TOCA


Jugaban una raposa y un zorro,
midiendo sus fuerzas con “zorrerías”.
Andaban a la par en fechorías
siguiendo cada cual el rastro al otro.

Entrando a competir en gallineros,
contando a las gallinas que sorprenden…
Con plumas por aves pasar pretenden
en ánimo de engaño al compañero.

Más que gallinas parecen plumeros.
Se olvidan de la caza y sus argucias.
En engañarse centran el empeño.

En el fango de tanta guerra sucia
en vez de dar con plumas, dan con pelo
mordiéndose la cola. Parca astucia…

(Karen Dinesen)


Moraleja: La trampa rescampla

sábado, 21 de marzo de 2009

¡ QUÉ SERÍA DE MÍ SIN "MIS PÁJAROS"...!



Que “me adoraba”, le escuché un buen día.
Cierto que ignoro quién dijo la frase.
No es raro que del origen dudase…
Andaba sin bozal mi fantasía,

dando a mis pájaros, sin pausa, pase.
El mirlo, el petirrojo, el avefría…
¡En mi cabeza tal algarabía…!
¡Cómo saber si voz humana o ave

emitió aquel gemir o piar…¡Quién sabe!
Solo sé lo feliz que me sentía
fuese quién fuese la voz que me amase.

Creer quiero que de fuera venía.
Era suave, sincera, tierna, amable…
¡No hay duda! ¡Claro está que no es la mía!

(Karen Dinesen)



P.D. Ni el mirlo ni el raitán la imitarían.
(Sí. Ya sé que me queda el avefría…)

viernes, 20 de marzo de 2009

YA VIENE DE CAMINO...


Tiñe tu vista si la alzas al cielo
la flor violácea de la jacaranda.
Si al horizonte giras la mirada,
la torna rosa el melocotonero.

Y si tus ojos del rosa se escapan,
se encuentran el blanco de los cerezos,
de los espinos y de los ciruelos…
y de las violetas, las manchas malva…

y el amarillo de las primaveras.
El olor del espino, penetrante,
que abre cerrojos , postigos y puertas…

se suelta, vuela, se cuela , se expande…
no hay llaves, muros, paredes ni cercas
que impidan que hasta mí llegue y se instale.

(Karen Dinesen)

martes, 17 de marzo de 2009

ELECCIONES EN EL SALVADOR




Espero que sea enhorabuena.

No puedo evitar dedicar unas líneas a este pequeño país centroamericano que visité en el verano de 1.988 y del que guardo un entrañable recuerdo.

Aunque permanecimos (éramos un grupo de unas doce personas) allí desde el día 1 de Julio hasta el 20 del mismo mes (ese día nos fuimos a Nicaragua), recuerdo especialmente la estancia de cuatro de nosotros (tres chicos y yo misma) en una repoblación que se estaba llevando a cabo por salvadoreños que habían permanecido refugiados en la frontera de Honduras y regresaban a su país.

El lugar había sido bautizado como Santa Marta. Un conjunto de casas hechas de adobe y techos de uralita que proporcionaba el ACNUR, entre abundante y frondosa vegetación. Estuvimos conviviendo con ellos durante una semana, dando el relevo a un norteamericano, con el objetivo de asegurar presencia extranjera. Parecía que esto podría ser disuasorio para el Ejército Salvadoreño y sus desmanes en las incursiones que hacían en la zona. Zona que entonces estaba bajo control de la guerrilla del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional).

Ésta fue la razón, por la que, para poder llegar hasta allí evitando los controles del Ejército que nos lo habría impedido, establecimos contacto con unos campesinos, gracias a la mediación de un sacerdote, y ellos nos guiaron a distancia , monte a través, hasta llegar a Santa Marta. Un lugar agradable en el que, a primera vista, sólo vivían mujeres y niños. Muchos niños. Recibían formación todos los días, bajo un tendejón, pasándose los escasos lápices que compartían para copiar la historia de su país, que Marcos, un joven adolescente, les escribía en una pizarra, después de darles las recomendaciones pertinentes para saber actuar en el caso de que el Ejército Salvadoreño les hiciera una "visita". –“Recuerden- les decía- Si aparecen los soldados, ustedes, todos muditos”. Y añadía. “¿no les ha recomendado su mamá”. A lo que, a coro, contestaban:” ¿cómo no?”. No quiero ni debo recrearme en lo feliz que me sentí entre aquellos pequeños…

Una tarde, en la que me encontraba viendo cómo una de las mujeres elaboraba pan, me llevé un susto de muerte al ver pasar por entre las casas a un grupo de soldados. Comenté el hecho con la señora que, sonriendo, me tranquilizó diciendo: “No se preocupe usted. Son los muchachos”.

Salí corriendo en busca de mis tres compañeros y la aldea estaba repleta de guerrilleros del FMLN que además de acudir a visitar a sus mujeres, madres, hijos… aprovechaban para llenar las mochilas de maíz y frijoles. En las laderas de los montes que circundaban la zona, oteaban unos mientras otros, abajo, abrazaban a sus familiares para cambiar turno después y permitir bajar a los que arriba se habían quedado. Se celebró una fiesta en la que un grupo de tres ancianos interpretaban canciones con dos guitarras y un contrabajo deteriorados, pero no tanto como para impedir que de aquellas cuerdas saliera todo el entusiasmo y la alegría que llevaban dentro. Bailamos, cantamos, comimos tortas de maíz, nos abrazábamos, reíamos…fue entrañable. Entendí entonces por qué los pocos hombres que allí habitaban, eran mayores o les faltaba una pierna, fruto del contacto inoportuno con una de las múltiples minas antipersonas sembradas en el territorio.

El resto del tiempo que permanecimos en tierras salvadoreñas lo aprovechamos para realizar encuentros con organizaciones de mujeres campesinas, con sindicalistas, con miembros de otras organizaciones políticas clandestinas, asistiendo a aquellas manifestaciones en las que los asistentes llevaban la cara semicubierta por un pañuelo que les tapaba la nariz y la boca para evitar ser reconocidos. Con Ellacuría tuvimos la fortuna de mantener una larga e interesante conversación en el recinto de la UCA. No puedo contaros todas las intensas y abundantes experiencias (algunas temerarias por inconscientes y otras en las que el miedo nos acompañó, también por inconscientes). Tampoco era esa mi intención aunque me tiente.

No sé cómo habrá evolucionado desde entonces el FMLN aunque seguí siempre todas las noticias referidas a ellos y a su país. Pero sea como sea, no pude evitar sentir una gran satisfacción cuando hoy leí en la prensa su victoria en las elecciones salvadoreñas. Y recordar a Pedro Antonio, a María, Marcos, Amílcar… y tantos otros que entonces estaban dispuestos a darlo todo, incluso su vida, por la libertad.
Y dejadme que lo diga:
¡VIVA EL FRENTE FARABUNDO MARTÍ!
(Karen Dinesen)

lunes, 16 de marzo de 2009

DILEMA


Si no me hallo sin ti aunque lo pretenda,
¿por qué me empeño tanto en olvidarte…?
Si servidumbre pienso que es amarte,
esclava soy de angustia con tu ausencia.

El tiempo se me va con tu presencia.
Mas si no estás también se va a buscarte.
Se va de cualquier forma, a cualquier parte…
Sin tiempo alguno queda mi conciencia.

Y una vida sin tiempo ya no es vida.
Necesita del tiempo la existencia.
Atrapada me encuentro y sin salida.

Si el tiempo has de ocuparme ya no hay ciencia
que pueda resolver esta partida.
Quédate... La razón nos da licencia.

(Karen Dinesen)



P.D. Esta semana tengo trabajo en exceso y no podré dedicar el tiempo que me apetece para comunicarme a través del blog. Tal vez me ausente unos días pero espero volver pronto. Saludos a todos. ¡Y a todas! (Que luego Bely me regaña por utilizar "lenguaje machista")

sábado, 14 de marzo de 2009

AÑORANZAS


Añoro, como tú, yo aquel pasado
lleno de plenitud sin tener nada.
El rastro que quedó de una mirada.
Una huella en mi espalda de un abrazo.

Una palabra o frase enmascarada.
El aire de un suspiro provocado
por un sueño engañoso imaginado.
Caricias en el sueño cocinadas.

Un sueño que me tuvo hipnotizada.
Que fue alivio de instantes angustiosos.
Que nutrió día a día mi jornada.

Que logró de mi tiempo algo dichoso.
Que hizo que me sintiera afortunada,
dudando… sin dudar de que fue hermoso.

(Karen Dinesen)


¿LOS GALLOS MIENTEN...? o simplemente son así...


A un gallo que se queja

porque la gallina no se deja.



También tú me engañaste y no sabía
que tú no eras un hombre solitario,
tímido y soñador sino al contrario.
Gallo de gallinero no te hacía.

Y eres más bien, entre los gallos, gallo.
Vas desplumando de manera impía,
entrando en gallineros cada día,
dejando tras de ti tristes calvarios

que sufren en silencio las gallinas.
Te veo gallaspero y mercenario.
Con ánimo de engaño, de Pavía

te disfrazas si fuese necesario.
Por marcar la distancia con Zorrilla,
te apodaría yo, Don Juan “Tenario”.

(Karen Dinesen)

jueves, 12 de marzo de 2009

SEDUCTORA


Barbie lo es. Y de ahí su triunfante permanencia resistiendo el paso del tiempo.

La mayoría de las niñas (al menos en el medio que alcanzo a conocer), desde su más tierna infancia, sueña con ser mujer.

Apenas caminan, se colocan los zapatos de tacón de su madre encajando sus piesecillos en la parte delantera del zapato, arrastrándolos con prestancia sin caerse. Al menor descuido se rebozan el morro de carmín y, emborronados los ojos de color, las cazas “in fraganti” dando unas pinceladas de esmalte en las uñas y zonas aledañas.

Juegan a ser “mamás” ocasionalmente paseando las muñecas en los cochecitos. Este juego permite desarrollar su dimensión autoritaria, que no maternal. Las bañan, visten, peinan, pasean, regañan…Sin embargo, estas muñecas cumplen simplemente una función filial que, no siendo desechable en el juego por lo que de venganza conlleva, no sirve para dar rienda suelta a su auténtica ambición.

Hace poco escuchaba una noticia (como tal estaba clasificado el comentario) en TV, en la que se hacía mención a la Princesa Leticia como referente ejemplar para el resto de las de su clase, al considerar que no había tenido inconveniente alguno en repetir modelo (traje gris) en uno de sus actos públicos. ¡Quid de la cuestión!

Barbie tiene cuerpo de mujer y es consumidora compulsiva de ropa. Dispone de un amplio y diverso vestuario que no sólo le permite la veleidad de evitar repetir modelo sino que, lo que es más fascinante, puede ser una mujer distinta cada día: princesa real, princesa de cuento, ejecutiva agresiva, deportiva e informal, clásica, vanguardista, hippie, futurista, fashion… y hasta puede crear su propio estilo en una ecléctica combinación de elementos.

Este sueño cubre ampliamente la ambición de muchas mujeres, en una de sus dimensiones trivial a golpe de vista, para reafirmarse personalmente: SEDUCIR aunque sólo sea por su aspecto.
(Karen Dinesen)

miércoles, 11 de marzo de 2009

LEY DEL TALIÓN





Escuchamos demasiadas veces la expresión “ojo por ojo, diente por diente” asociada a la idea de venganza : “Tú me la hiciste, yo te la hago”.

Desde mi infancia vengo escuchando como versión alternativa a la interpretación recogida en la Ley Mosaica (antes en el código Hammurabi 1.700 a.c.), la ofrecida por Cristo en el sermón de la Montaña, en la que, asumiendo quizás la misma vengativa interpretación de la locución a la que vengo haciendo referencia, se plantea la posibilidad de ofrecer la otra mejilla en vez de rebanarle la suya al contrario cuando recibes de éste un bofetón.

Y así, Jesús explicaba al gentío que le escuchaba. “Antes se decía ojo por ojo , diente por diente. En cambio yo os digo: no le contestéis al que hace mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, ofrécele la izquierda”.

Ya en mi adultez, leyendo el libro de Robert Graves, “Rey Jesús”, descubrí en él una interpretación para entender el mensaje de la frase desde otro punto de vista que me pareció muy acertado y que puede resumirse en esto : “Lo que rompes, lo pagas”. En el libro se explica, con claridad meridiana, como cuando alguien le quita un ojo o un diente a “otro alguien” de forma consciente y violenta, lo JUSTO es que se lo REPONGA.

Lo sintético de la expresión y la intención “malpensante”, que acompaña a veces a la condición humana, hicieron de esta frase una utilización ¿inadecuada? para ser aplicada en situaciones de venganza, cuando en realidad si nuestro pensamiento se encauza por el carril de las buenas interpretaciones, encontraremos en ella una frase apropiada incluso para ser grabada en los platillos de la balanza que acompañan a la imagen que es símbolo de la justicia.

(Karen Dinesen)

martes, 10 de marzo de 2009

MÁS PALABRAS DE AMOR...



SIENTO QUE TE QUIERO


Siento que te quiero
cuando acercas tus manos
y reclamas mi cuerpo,
convirtiendo tu exigencia
en una ofrenda.

Cuando tus párpados
caen relajados,
abatidos por el dulce cansancio
que sucede al amor.

Cuando el humo del cigarro
azulea y se desgarra
bajo tu mirada atenta.

Cuando encoges tus piernas
y acurrucas tu cuerpo,
evocando tu infancia
en un íntimo rincón.

Cuando el tiempo nos engaña
pareciendo detenerse,
y acelerando su marcha
se esfuma y desaparece,
siento que te quiero, amor…

(Karen Dinesen)

COMPETIDORES DE ALTURA


Si no puedes con el enemigo...ya sabes



Siempre me consideré privilegiada al poder trabajar ejerciendo mi profesión.

Por un lado contaba, en el contexto del centro de trabajo, con un Proyecto Educativo cuyo contenido teórico sería la envidia de cualquier profesional de la enseñanza que pretendiese educar en y para la libertad del individuo y la participación consciente del mismo en la construcción de una sociedad libre y justa. Palabras mayores, cierto. Pero si la finalidad no se formula en un marco utópico el recorrido acabará por quedarse a dos pasos del punto de partida. En este marco general pueden y deben plantearse objetivos concretos a corto plazo que permitan ir avanzando en la andadura. Es como el Tour de Francia. Si te lo planteas de un tirón no hay inconsciente que se apunte. Pero por etapas, el Tourmalet, por ejemplo, se hace más llevadero. Y siempre puedes disfrutar de unas cuantas aunque te apees antes de llegar a la meta final.

Por otro, la profesión que desempeño me atrae en sí misma. Me divierto (antes más que ahora, lo reconozco), me permite la comunicación (yo soy “eso”), disfruto cuando veo los resultados del trabajo, aunque en el contexto social actual cueste más obtenerlos ya que los agentes externos contrincantes presentan dura batalla.

Mis compañeros y compañeras de profesión dicen con frecuencia que los niños de hoy no atienden ni se concentran. Yo, compartiendo que conseguir la atención resulta más difícil que antaño, no estoy completamente de acuerdo con esa afirmación. Las personas, en general, respondemos o no, dependiendo del estímulo.

Cuando mi sobrina está viendo una película de Disney en T.V., le pongo la mano delante del rostro y ni siquiera me la quita. Es ella quien se aparta del obstáculo que le impide la visión, inclinando la cabeza hacia un lado o desplazándose en el asiento. El obstáculo está en un segundo plano frente a la pantalla que ocupa toda su atención.

En cierta ocasión llevé a mis alumnos al aula de informática (así denominada porque es donde están los ordenadores, sencillamente) y les puse a hacer un trabajo aburrido hasta la saciedad y, bien mirado, sin funcionalidad alguna. Lo elaboraron sin parpadear, con los ojos fijos en la pantalla y en aquella flecha que desplazaban, con sólo mover una mano sobre el ratón, hacia una u otra cuadrícula esperando la aprobación, o no, de la ejecución, a través de una voz: “MUY BIEN”, “ERROR, inténtalo de nuevo”… A mí no me habrían dado oportunidad de halagar la tarea si hubieran tenido que hacerla en el aula sobre un soporte de papel y con la ayuda del lápiz. Se habrían dedicado a diversas actividades que nada tendrían que ver con el objetivo previsto, y que exigirían por mi parte continuas llamadas de atención.

¿Por qué…? Porque es el MEDIO en sí mismo el que les motiva y estimula. Lo de menos es la tarea. Como si les pones a tragar sapos. Creo que si se investigase en el cerebro de estos chicos, se advertiría ya una pequeña muesca que sería indicio de que su chip “estímulo-respuesta” ha sufrido una modificación respecto al de nuestras generaciones.
Unos días atrás solicité la ayuda de uno de mis alumnos. Le pedí que, si no tenía inconveniente, fuese tan amable de enumerar sus juegos preferidos. Tengo que decir que el fútbol (tan denostado él durante el franquismo resulta que puede ser hoy una tabla de salvación) encabeza el ranking. No hay nada que lo desplace. A partir de ahí surgió un rosario de medios electrónicos (curiosamente no mencionaba los juegos sino el medio que le permite jugar) sobre los que le rogué ilustración : Play Station 1,2 y 3 (el primero, P.S.1, en decadencia según apuntó), PSP, Nintendo Color, Nintendo normal, Game Boy ADVANCE, SP, DS normal, DS LITE, X BOX 3-60… ¡¡Guauuuuu!!. Esto último se correspondería con la expresión reprimida y, por tanto, no explícita que me produjo el desgrane de armamento…

Yo aún tengo la fortuna de conseguir que un número importante de mis “enfants” se aficione a la lectura (destrezas tiene el diablo por viejo). Afición que comparte su tiempo de ocio con semejantes “fusiles de asalto”. Pero todo lo que forma parte del “arsenal electrónico”, junto con el ordenador y la TV constituyen instrumentos de “formación” (ignoro en qué dirección) de nuestros niños.

La escuela siempre parece ir a remolque de la sociedad…pero eso no nos exime, a quienes estamos inmersos en este tinglado de la educación, de asumir la responsabilidad que tenemos en el asunto. Tendré que pensar seriamente en diseñar una parte de mi acción educativa contando con el arsenal mencionado. Es absolutamente necesario para el desempeño de mis funciones, conocer en profundidad a mis competidores. Establecer con ellos acuerdos o disputas. Pero no puedo ignorarlos. Sería una irresponsabilidad por mi parte.

Será cosa de ir poniéndose al día…¡ Ufffffff !


(Karen Dinesen)

lunes, 9 de marzo de 2009

¿QUÉ TAL LA VIGA EN NUESTRO PROPIO OJO?...

La edad nos pone encima dudas y sabiduría.
Algunas personas llevan el paso y el peso del tiempo con animosidad sin que ésta les ciegue el destino ineludible al que les conduce. Otras no pueden evitar que les salpique la acidez, acidulando cuanto hacen aún sin pretenderlo.
El tiempo nos permite avanzar en sapiencia y buen hacer en nuestro quehacer, bien sea éste del ámbito de lo profesional o del amateur. Pero nuestra lucidez no tiene una trayectoria lineal. Sufre alteraciones que se reflejan en subidas y bajadas. Y, consecuentemente, somos capaces de hacer grandes cosas, y otras intrascendentes, nimias o sin valor alguno. Esto no debe impedirnos hacerlas, expresarlas...aunque puedan ser juzgadas objetivamente como buenas, mejores, malas o peores...
Hablando sobre escribir, por ejemplo, es obvio que, salvo las personas dotadas de excelente genialidad- ejemplos que escasean -, el resto producirá, en el conjunto de su obra, obras mayores y menores. Con calidad unas, sin ella otras. Sin embargo es necesario que expresen lo que saben y llevan dentro. Sólo así saldrá lo bueno, de lo que podrán sentirse orgullosos. También lo malo que no debe ser motivo de vergüenza, sino que debe ser asumido como parte de nuestras limitaciones. Es necesario cocinar mucho para poder obtener un plato excelente. En este campo pasa lo mismo. Se necesita escribir mucho para que entre lo malo surja algo bueno.
Algunos profesionales de la crítica artística en general, y literaria en particular, no sólo se limitan a juzgar literariamente, sino que incluso, en ocasiones, osan insinuar la conveniencia o no de que alguien escriba o continúe haciéndolo. Ignoro si son conscientes de que ellos también ejercen de aquello que juzgan, con la diferencia de que no tienen quien les valore. Deberían incluirse y autocriticarse.
Si no se defiende la libertad de expresión que incluya la mediocridad, algunos estaríamos condenados al silencio. Y otros, aunque no se vean, tendrían que permanecer callados en demasiadas ocasiones.
Los lectores, buenos, mejores, menos buenos, mediocres...se encargarán de hacer la selección.
(Karen Dinesen)

sábado, 7 de marzo de 2009

¡ Ay...qué tristura!




Pronto podría cumplir tres años.

Hace ese tiempo planté el brote de un tejo. Llevaba tiempo observando el divino ejemplar y escudriñando a su alrededor buscando la oportunidad. Un día, por fin, en torno a su tronco alcancé a ver que asomaba un diminuto brote y no lo dudé. Lo recogí con esmero y lo planté en una maceta para tenerlo cerca y poder proporcionarle todos los cuidados que precisaba. Y él respondió a mi demanda dejándose querer.

Desde el principio fui consciente de que aquel tejo no era de mi propiedad. No podría disfrutar, ni siquiera en su contemplación, de su espléndida madurez. Más temprano que tarde acabaría por devolverlo a su medio. Los tejos son de crecimiento muy lento y sólo si yo viviera cien años podría verlo lucir espléndido, dándose la paradoja de que a esa edad no estaría yo ya para disfrutarlo. Por lo que sólamente aspiraba a observarlo día a día…a cuidarlo y que me albergase bajo sus incipientes ramas…a mimarlo y dejar que se desarrollase lenta pero cálidamente entre los fríos días de mi invierno personal, proporcionándome el calor necesario para avivar el fuego que mantenía en ascuas en mi interior, y revivir al amparo del verdor que en todo momento me ofrecía. Y aquello fue tomando forma.

Cada día me quedaba contemplándolo embebida. Se ramificaba, disponiéndose las ramas de forma equilibrada y alargándose lo justo para darle proporción al conjunto componiendo una hermosa copa. El tronco iba engrosando en la misma medida. Llegó a alcanzar una altura y madurez que satisfacían mis limitados deseos. La progresión permitía lograr un pequeño pero hermoso ejemplar de cuya presencia yo podía disfrutar en mis años maduros. Me sentía feliz…

Sin embargo , debido tal vez a este inusitado y crudo periodo invernal que venimos padeciendo ya desde avanzado el otoño, empecé a percibir, poco a poco, un declive progresivo en lo que consideraba , en parte, una obra de mi cosecha. Yo lo miraba a diario y le hablaba. A veces en silencio. Recordaba cómo mi abuela incorporó la autoestima a mi persona cuando apenas empezaba yo a crecer, y repetía la misma letanía: le sonreía en silecio trasmitiéndole con la mirada cuánto le quería, le decía lo bonito que estaba y cómo él era el más bello entre todas las plantas del entorno... cómo lucía sus discretos encantos sobresaliendo sin pretenderlo…Pero el declive continuaba. Las heladas, las sucesivas nevadas no deberían ser causa de su abatimiento. Debería estar preparado para soportarlas. Tengo la impresión de que no supo interpretar mis mensajes, envueltos en palabras o en elocuentes silencios, y el calor no le llegó. Tal vez no es fácil la comunicación entre seres tan distintos...O simplemente lo alcanzó el cansancio.

Si no despunta pronto el sol primaveral acabará por desvanecerse, apagándose del todo. Y yo tendré que buscar un nuevo brote a la sombra del grandioso tejo que me procuró la savia anterior. La necesito para acabar con la murria.


(Karen Dinesen)

viernes, 6 de marzo de 2009

ENMASCARARSE


Los años encima te hacen ver algunas cosas con más claridad aunque las dudas, en general, aumenten.

Cada día estoy más convencida de lo determinantes que son nuestros primeros años de infancia en la formación de la personalidad. O igual esto ocurre sólo en mi caso y no es generalizable…A mí me basta con autoanalizarme. Y aunque el análisis pueda no ser ajustado a la realidad por la dificultad que implica observarse a uno mismo sin verse desde fuera, a pesar de esa limitación que nos impone la subjetividad, podemos acercarnos a nuestro conocimiento a través de los otros.

¿Cuántas veces nos identificamos en nuestra forma de hacer o sentir con personajes de ficción en el cine o la literatura?...Si tenemos la oportunidad de contrastar con alguien que nos quiera lo suficiente como para decirnos la verdad sin rodeos, tendremos la confirmación, o no, de la propia percepción sobre nosotros mismos.

Todo esto para decir que a mí se me ve venir desde lejos. Un buen observador puede verme hasta la huella dactilar en lo que escribo. No sé enmascararme. Y cuando pongo alma, corazón y vida en ello, se advierte a la legua el disfraz.

El caso es que soy buena haciendo teatro. Lo digo sin pudor alguno. Sin modestia. Durante mi infancia, adolescencia y juventud, protagonicé diversas obras de teatro. En el colegio, en grupos de teatro aficionados…realizábamos representaciones con la finalidad de recaudar fondos para contribuir al desarrollo de uno u otro objetivo.

Y así, fui “Marga” en “La tercera palabra” de Alejandro Casona cuando tenía 19 años. Y “Sor María”, en “Melocotón en almíbar” de Miguel Mihura, con 17…Y “Razafarivofiantranamali” en “Travesuras Malgaches” con apenas 10 años. Tuve que repetir el “nombrecito” (me presentaba ante el público en la primera escena) tantas veces que jamás se me olvidó.

Pero fingir en la ficción es una cosa bien distinta de fingir en la realidad. En la ficción, fingir es lo suyo. Por eso me permite ser auténtica. Auténtica fingiendo. No me provoca mala conciencia ni cosa parecida. Pero adoptar una actitud de fingimiento consciente para enmascarar la realidad no es mi fuerte. Tal vez sea la ausencia de guión. No sé improvisar. La improvisación para mentir requiere adiestramiento. E
s una habilidad adquirida a fuerza de ejercitarla.

Y a mí me hizo polvo el octavo mandamiento.

A veces me gustaría ser una mentirosa compulsiva ocasional. Pero no me arreglo. Llevo mal hasta lo del sobrenombre…(En confianza, y en voz baja, ya que estamos en familia: mi nombre de verdad es Victoria). Me gusta más que se pronuncie sin la “c”. Vitoria era mi abuela a la que quise mucho y admiré más. Motivo suficiente para que lo lleve con orgullo. Aunque podéis seguir llamándome Karen. Que no os quiebre la imagen... ¡Coño! Si os la quiebro es que estaba dando una imagen distinta…Igual soy más buena de lo que pienso engañando.

(Karen Dinesen)

jueves, 5 de marzo de 2009

CREAR ES UN PLACER.



Con apenas cuatro años se enfrascaba en la lectura de los cuentos que siempre la acompañaban allí dónde estuviera. Quedaba absorta, embebida…Y no negaba una solicitud para escuchar de su voz un cuento a quien se lo pidiera.

Su abuela, que dedicaba parte del sobrado tiempo de ocio a realizar crucigramas, sopas de letras o a resolver jeroglíficos para mantener la mente activa, solicitaba la ayuda de su nieta que ésta prestaba complacida.

Pronto aparecen en ella indicios del gusto por la escritura. Se ofrecía para hacer la lista de la compra, pidiendo ayuda y preguntando cómo se escribía esto o aquello, ya que aún no la habían iniciado en la escuela en la destreza de escribir, por considerarla de muy temprana edad para enseñarla.

Ella misma se encargaba de desarrollar su innata curiosidad preguntando todo aquello que surgía, fruto de su interacción con el medio, y que, debido a sus pocos años, formaba, lógicamente, parte de su ignorancia. Siempre hizo gala de un rico vocabulario usado con precisión en el contexto adecuado.

Escribió cuentos y poemas desde que aprendió a dibujar las letras, siendo capaz de diferenciar intuitivamente las características que definen una u otra estructura textual. Y lo más importante: disfruta escribiendo.

Hoy tiene 7 años y hace unos preciosos textos.

Es mi sobrina y se llama Deva.

Para ella van estos versos:


Es apenas un brote y ya reluce.
No es aún primavera y ya despunta,
soltando al aire olor a flor y fruta.
Cual verde tallo, tiernas son sus luces.


Con ritmo y con cadencia que seduce,
suelta al aire palabras que ella junta.

Qué es lo que piensa o siente cuando apunta...?
No da tiempo a pensar cuando produce

con diestra pluma y ágil pensamiento,
textos de perros de largas orejas...
Son perros de caza que ella, en sus cuentos,

pone a cuidar los rebaños de ovejas.
Y huyen al bosque. Les gusta andar sueltos.
Van a la caza de sueños y estrellas...


(Karen Dinesen)






miércoles, 4 de marzo de 2009

A UNA SOÑADORA...





...A quien le gustaban mucho las natillas…


Van todos rellenos
de sueños.
(Y de natillas)

Vale la pena ir tras ellos.
(De puntillas)

Los sueños tal vez se esfumen.
Son muy astutos.

¡ Pero las natillas caen !
¡ Seguro !

Y semejante banquete
bien merece
el esfuerzo
del despegue.

Ajústate el cinturón
que empieza la cuenta atrás.
TRES…DOS…UNO…CERO…
¡¡¡ YA !!!

No te lo tomes a pecho
si los sueños te la juegan.
¡¡ Buen provecho !!



(Karen Dinesen)

martes, 3 de marzo de 2009

Contemplando "Menú de Els 4 gats" (Picasso)


Evocación

El Sena…París…Lautrec…
La estación de Saint Germain…
Le Moulin Rouge…Un café…
A través de los cristales empañados
cobran vida
los guantes y los sombreros…
Suben, bajan y se inclinan
en un mundo bullicioso.
(Desde fuera se adivina)
Bastoneras y percheros,
mesas de mármol, y sillas
con respaldo de madera
y en el asiento rejilla…
Tertulias de intelectuales
dónde la conversación
suple al juego de salón.
Y se arrugan el cerebro.
(Más si cabe)
Y se agravan las ojeras…
Y se gestan grandes sueños…
Y despiertan las ideas…
Y entre el sonido de un piano
y el humo de los cigarros,
algún rostro decadente
con los párpados caídos
se descubre en los espejos
que recubren las paredes…
Empiezo a notar el frío.
Pienso en ti.
También en mí.
Imagino
una mirada, un abrazo, un café…y sonrío

(Karen Dinesen)

domingo, 1 de marzo de 2009

UNA DE CINE


Hace unos pocos años acudí un día al cine sola, como suelo hacerlo con frecuencia. En la sala de proyección apenas estábamos media docena de personas, lo que me situó en la categoría de los privilegiados al poder disfrutar en minoría de una encantadora película que dejó en mí una fresca y tierna huella: “El hombre que subió una colina y bajó una montaña”.

Se sitúa la acción en un pueblecito galés al que acuden dos topógrafos con la intención de medir la altura de la montaña, que los lugareños tienen y valoran como un tesoro. Al realizar la medición se comprueba que el montículo no tiene la altura necesaria para poder ser clasificada como montaña, quedándose reducida a la categoría de colina. La película muestra cómo la ilusión, el entusiasmo y la voluntad, en este caso de un colectivo, se empeñan en no aceptar la realidad y buscan recursos que les permitan transformarla aunque la transformación tenga un carácter de provisionalidad transitoria.

Cuando pienso en esto no puedo evitar pensar lo feliz que yo me sentí durante un tiempo con mi colina creyéndola engañosamente montaña. Y cuando lo recuerdo le lanzo vivas al autoengaño…

Contrariamente a la forma de reaccionar de aquellos galeses que mostraron su indignación frente a la verdad que les mostraba la cruda realidad de la topografía, negándose a aceptarla, cargándose de voluntad e ilusorio entusiasmo y haciendo lo imposible por “ganar altura” hacia las nubes, yo, resignada y voluntariamente, abandoné la nube en la que vivía felizmente engañada y puse los pies en tierra.

Arriba, posiblemente debido a la altura y a la inconsistencia del medio, el vértigo es mucho mayor, provocándote incertidumbre y desasosiego. Todas las emociones están al límite. Los niveles de ansiedad aumentan. La tensión sube. Pero la visión a vista de pájaro es espléndida. Ves todo lo que quieres ver. Y si aparece lo que no quieres, diriges tu mirada hacia el celeste infinito cargándola de azul y recobrando un poco de serenidad. Y sientes. Lo que quieres sentir. Te sientes viva, vibrante, lúcida …o iluminada tal vez. No voy a discutirlo

Aquí abajo pisas suelo duro y apoyas los pies desapareciendo el vértigo. Las certezas reafirman tu seguridad en lo que posiblemente no quisieras tenerla. Y el terreno es resbaladizo en ocasiones, restándotela cuando la necesitas. Emociones no faltan. La evidencia del horror, la mentira, la hipocresía, la prepotencia, la banalidad… es carga suficiente para provocártelas. Y si ésas son indeseables y la realidad las hace también invencibles a tu mermado ánimo, siempre te quedará el refugio de la lectura, la música,la inmersión en la naturaleza, el cine…Y puedes volver a ver aquella película que te instaló la sonrisa en el rostro, permaneciendo en él de principio a final: “El hombre que subió una colina y bajó una montaña”.

Te dotará de la energía suficiente para soñar, aunque sea brevemente, con la posibilidad de poner una piedra sobre otra y alcanzar de nuevo la altura de la nube…

(Karen Dinesen)