jueves, 21 de octubre de 2010

ES LA LUNA...ES ELLA...


Me seduce. Me encanta mirarla detenidamente cuando en su entraña se está gestando el plenilunio. La mía me avisa de su entrada en cuarto creciente. La agitación interior es señal inequívoca de que su vientre aumenta. El mío parece solidarizarse con el suyo y se empeña en retener líquidos durante los días previos a su parto.

Y puedo yo entender que, teniendo en cuenta que soy agua en un porcentaje importante, juegue conmigo como con el mar. Pero se muestra más condescendiente con las aguas marinas. Éstas suben y bajan cada día. En mi caso también permite un alivio. Pero disminuye el caudal y aumenta la frecuencia de evacuación, que se vuelve torrente cuando por fin se produce el parto de la luna llena.

Comprendo que una subida de marea que impidiese pisar la arena durante una semana nos asfixiaría la mirada… nos atrofiaría el tacto al impedir el contacto de los pies descalzos recorriendo la orilla en las bajamares…nos insensibilizaría el oído al no escuchar el arrullo de la ola cuando va y viene…y hasta el olor perdería frescura si la pleamar se estanca durante el tiempo que dura su crecida… la de la luna.

Durante la semana, al atardecer, miro al cielo en este tiempo otoñal en el que las nubes sólo nos visitan el fin de semana.( Se ve que ellas también salen a pasear los sábados y domingos.) Y la miro de reojo hasta que anochece, momento en que disfruto placenteramente de su visión si el cielo me deja. La temo tanto como la admiro. Me altera provocándome una agitación interior que se va atenuando en la medida en que la oscuridad aumenta y sólo su luz reina en el firmamento. No sé si lo hace porque a ella también la desestabiliza la proximidad del parto o es una forma de decirme que está ahí…que no me olvide de dedicarle unos instantes…Y me devolverá el tiempo en oro. Aunque me haya hecho sufrir su embarazo...

El placer y el displacer son las dos caras de la misma moneda. La luna no iba a ser una excepción.


Karen Dinesen

5 comentarios:

Gustavo dijo...

Luna, lunera, cascabelera...
La luna llena tiene un atractivo tremendo, quizás porque nos parece como la puerta de entrada a otro mundo, que imaginamos mejor que éste.
En esta época de melancolía
leemos tus escritos con alegría,
y aunque no los comentemos
muy contentos nos ponemos.

Alipio dijo...

Pues qué quieres que te diga.
Desde que la pisaron los yanquis ya no la veo tan romántica.

Saludos.

miner dijo...

Pa la de les mares vives:
Moon River

belijerez dijo...

Querida amiga!!! Cuánto me alegro de volverte a leer.

Sea la luna o el sol, el caso es que formamos parte del universo, afortunadamente. Y estamos aqui para disfrutarnos.

Besitos amorosos. Bely.

Karen Dinesen dijo...

Gustavo, gracias por dejarte ver.Es una satisfacción.Me das la oportunidad de darte un abrazo.

Alipio. No dejemos que los yanquis la monopolicen. Que están en ello...
Que ya venden parcelitas y todo.Cuando pienso en ello la rabia me transfigura el rostro y me agita la víscera.
Me relaja que personas como tú aprecien este espacio. Y se me quita el rictus de "malauva"
Un abrazo, Alipio.

Miner...Muchísimas gracias por el Moon River.Parece que supieras que es una pieza que me encanta.
Un par de abrazos (uno es para Mary)

Beli,yo también me alegro de verte. Supongo que sigues tan activa y sin darle tiempo al tedio.Un abrazo