domingo, 23 de octubre de 2011

EL CORAJE, A SU AIRE...


Ando yo dándole vueltas a dónde se esconde el coraje de quién lo posee y por qué no aparece siempre que se le necesita.

Siempre creí tener coraje, fuerza de ánimo, según la RAE. Y lo creí así porque formó parte de mí misma hasta el punto de pasar a ser una característica que definía mi personalidad, vista yo desde ojos ajenos que siempre son más de fiar, en estos casos, que los propios. Sin embargo, me ocurre que en la medida que el tiempo pasa no siempre asoma la cabeza cuando le reclamo, lo que me hace pensar que el coraje va a su aire. Si piensa que el sarao vale la pena se presenta en escena; y si no le estimula, sigue sesteando. O sea, puede que viva en una, y a su amparo, pero no se deja manejar al antojo del alma que le alberga.

Y digo esto porque siempre que el coraje actuó a través de mi persona fue en condiciones adversas. Cabe pensar que es en esas circunstancias dónde tiene sentido el coraje y esa es la razón por la que en ellas cobra vida. Pero no. O al menos, no sólamente. Es cierto que el valor, si surge, lo hace cuando se le necesita. Hasta ahí, no tengo yo nada que replicar. Quizás mi discrepancia conmigo misma esté en establecer qué situaciones son las que NECESITAN ser abordadas con la inestimable ayuda de nuestro coraje.(Tomo posesión del mismo con su permiso. No vaya a ser que se vuelva contra mí en una de estas…)

Hay casos y cosas en las que objetivamente todos estaríamos de acuerdo a la hora de consensuar que se necesita coraje para salir adelante. Son las situaciones jodidas… las que se viven bajo la amenaza de cualquier factor externo o interno. Situaciones límite como la enfermedad, las pérdidas irreparables de personas fundamentales en nuestro caminar cotidiano, la falta de esperanza a la hora de encontrar un empleo que nos permita vivir con dignidad, los reveses que nadie está libre de sufrir en cuestiones menos trascendentes, como la reducción drástica de una forma cómoda de vivir por un vuelco en nuestro devenir profesional…Es en estos casos en los que, si el coraje vive en ti, sale y te echa una mano.

Pero ¿es necesario reclamar su ayuda cuando todo va bien y una se encuentra en un presente que mi abuela diría “de refalfie”? La respuesta lógica sería ¿para qué, verdad?...

“Cuando el diablu nun tien que facer, con el rabu espanta les mosques”…esto decía mi güela si alguien se aburría no habiendo condiciones objetivas que procurasen el aburrimiento. Y éste solía darse en personas que lo tenían todo a su favor. Por eso yo entendía perfectamente las palabras de mi abuela, ya que, recordando a la Mère Inés, “el aburrimiento es la enfermedad de los que tienen el alma vacía y la inteligencia sin recursos”. No sé si la frase era suya pero yo hice mío el contenido. La cuestión es que hay momentos en la vida en los que, sin que existan razones que me impidan vivir el instante felizmente, hay algo que no me deja llegar a buen puerto. Y no es el aburrimiento el que se presenta en la puerta… que a éste ya tengo yo forma de esquivarlo… Es la mala conciencia. Lo tenemos todo a favor en nuestro corral individual. Pero si se desvía la vista a derecha e izquierda, y no te digo nada si le echo una esférica ojeada a la situación de nuestro planeta azul, lo que veo, escucho, siento y hasta huelo no me permiten tener bien asentado el culo en el sillón dejándome mecer por los conciertos de Brandenburgo. No encuentro acomodo.

Es entonces cuando empiezo a comerme la cabeza para ver cómo poder contribuir al equilibrio de este nuevo desorden mundial en el que “el nuevo orden mundial” tiene responsabilidades notorias. Y ya estoy tan harta de darle vueltas y llegar al mismo punto de descreimiento y desazón que dirijo el pensamiento hacia otro lugar. ¡Y dónde va a caer, rediez! Es masoquista… Al menos el mío. Se va derechito a recordar a los amiguetes que se encuentran en dificultades o ya no lo están porque ya no están ellos aquí. Y es entonces cuando me sobrevienen los miedos irracionales que asedian mi situación de privilegio.

Paradójicamente, en un instante, aparente al menos, de confort y bienestar necesito perentoriamente la presencia del coraje. De ése que vive en mí y en momentos como éste debe de estar a uvas porque dará por hecho que en circunstancias tales en las que me encuentro, son ellas, en sí mismas, suficiente causa objetiva para que el ánimo y el optimismo me acompañen. El coraje, a su aire. Espero encontrarlo y pegarle un solmenón.

K.D.













sábado, 15 de octubre de 2011

A REMAR TOCAN...


(Vaya por delante mi admiración para el piragüista Manuel Busto y su excelente trayectoria deportiva)

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Uno de los titulares de la Nueva España nos proporciona esta noticia: “Sostres encabezará la lista al Congreso de Foro, que ficha al piragüista Manolo Busto”

Y una se queda perpleja. No tanto por el fichaje del deportista y la jerga deportiva adoptada por el redactor sino porque probablemente los lectores asuman la novedad con naturalidad e incluso con alegría si además de leer la Nueva España, son potencialmente votantes de Foro; o con decepción si el destino de su voto no fuera la citada organización. Y hasta envidiarán la suerte del partido con el fichaje. ¡Diez veces campeón del mundo de piragüismo! Que eso es curriculum, señores!!

Cuando me llega esta percepción de forma inmediata al leer la noticia, a renglón seguido trato de persuadirme a mí misma y convencerme de que ésa no es la razón por la que le ficharon. Que tal vez el propio lenguaje me confunda. Que el muchacho, además de ser indudablemente un buen muchacho, tiene madera para la política. Seguramente es la forma en la que los medios adornan su hoja de servicios al presentarlo la que me lleva a la confusión. Y es que cuando escucho la noticia en TV, todo lo que añaden al hecho de la incorporación de Manuel Busto a la lista, es su historia deportiva sin olvidar el número de títulos mundiales que acumula. Y claro. Siendo así, una tiende a pensar que ha sido captado para la causa porque es “un figura” del deporte mundialmente conocido y reconocido como tal. Nadie se ocupa de apuntar otros dones o experiencias del referido que expliquen su incorporación a la política. ¡Hombre! Digo yo que, al menos, al chico le pondrá un pelín lo de aparecer entre los figurones de la cancha.

Yo tengo que reconocer que estoy un poco desfasada. Y me parecería un notición que José Luis Sampedro, por ejemplo, o en su defecto un destacado filósofo dispuesto a repensar el sistema…un economista con el mismo fin… (cruzo los dedos), decidieran pasar a la política activa. Pero a lo de los deportistas, que tienen todo mi respeto, no acabo yo de verle el destello.

Le doy otra vuelta más en el intento de no banalizar la situación. Y acabo concluyendo que tal vez el asunto tenga un sentido metafórico, y con una terapéutica y eficaz finalidad a la vez: ¡Se necesitan remeros! Ahí puede estar la clave. Es necesario remar y remar y remar para mantener a flote el barco que está a punto del naufragio. El deportista es el símbolo. Y su actividad, aquélla para la que deben adiestrarse el resto de componentes de la lista. Visto así ya empiezo a encontrarle explicación a que el fichaje del piragüista sea noticiable. ¡Y por eso también se apuntan en las listas corredores de fondo y velocistas…probablemente... Si yo fuera responsable de candidaturas en alguna organización, no se me escaparía abordar a José Tomás. Sortear los miuras que salen al ruedo en el día a día es una necesidad apremiante. ¡El toreo, sí señor!. Enseñar el arte de la lidia para poder torear en las invitaciones a las cumbres del G 20 o en las Ferias de la UE sería fundamental…

¡Pero que nos lo expliquen, coño!

K.D.

viernes, 7 de octubre de 2011

¡ HOY, COMO UN PAVO!!


Es así como me siento en este momento. ¡Como un pavo luciendo los colores y sacando pecho!
Hace un rato, leyendo La Nueva España digital, me encontré con el artículo de Alicia Álvarez, colaboradora del periódico. Suelo leer sus escritos no sólo porque me gusta como escribe sino porque fue alumna mía en su paso por el Colegio. Y la sorpresa fue mayúscula cuando compruebo que Alicia tuvo la feliz idea de hacer un repaso a su educación, permitiéndome experimentar una satisfacción enorme al verme mencionada en su texto.

Debo decir que, siempre que la encuentro, me hace saber su percepción al respecto de las clases de lengua que recibió de mi mano y cómo influyeron en su trayectoria. Cosas como esa hacen que una se sienta recompensada de sus años de docencia.

En una ocasión, quedó finalista en un premio de novela para jóvenes promesas. La felicité y se tomó el interés de escribirme al Centro una carta que conservo como oro en paño, en la que Alicia desgranaba con una generosidad impagable todo cuanto ella creía que me debía.

Sin embargo, soy yo quién le debo a ella y a gente como ella agradecimiento eterno por hacer que nuestras horas de trabajo no sean en vano. Hoy le estoy especialmente agradecida porque mi nombre ha pasado a la historia de los artículos periodísticos y me ha permitido vivir mi momento de gloria. Yo soy su profesora de Lengua de EGB. Victoria...Vicky...Este es mi nombre de guerra en el Colegio.

Espero que sabréis disculpar esta manifestación de mi "ego". Siempre os relato como me siento. Pues hoy me siento como un pavo.
Gracias, Alicia.

Os dejo el enlace por si alguien siente la curiosidad de leerlo.

http://www.lne.es/opinion/2011/10/07/constelacion-educativa/1139119.html

K.D.

miércoles, 5 de octubre de 2011

QUE NO SÉ CÓMO ME SIENTO, REDIEZ!


Estaba yo dándole vueltas para encontrar uno o varios adjetivos que me ayudasen a definir cómo me siento ante el panorama general. Y no tenéis ni idea de lo difícil que me resulta. Creo que ya sobrepasé el estado de la indignación. No me resuelve nada y me provoca un rictus en la expresión del rostro que me provoca disgusto y rechazo a mí misma a pesar de lo que me quiero y me justifico… Y lo de gustarse a sí misma es condición preferente para mantener el equilibrio emocional. El descreimiento ya viene de lejos. Está ya un pelín ajado y fuera de actualidad. Pienso si estaré abatida. Pero tampoco. Me provocaría un bajón anímico que no experimento. ¿Será que he llegado al temido estadio de la indiferencia?....Pssss…no sé… Hace un ratito me dio un ataque de risa cuando leo que Shakira será asesora de Obama para la educación de los hispanos. O sea que si reacciono ante los estímulos es que indiferente, indiferente…tampoco, ¿no?.....

Y también reaccioné, con cierta indolencia, eso es cierto, y con mucha inconsciencia ante lo que dudo si fue una velada de chachachá o un partido de rugby de la copa de las naciones que conviven con derecho a roce en la Organización de las Naciones Unidas. Porque ante el cruce de propuestas y vetos que se llevó a efecto hoy en el Consejo de Seguridad de la ONU entre Siria, USA, Rusia y China, no se me ocurrió mejor idea que comparar a esta pandilla de innombrables con una casa de putas. ¡Y eso, no! Hasta ahí podríamos llegar. Y todo porque parece que Siria continúa en su actividad cotidiana de represión bestial hacia la población. Pero es un modo de verlo, claro. Porque ellos dicen que es que los manifestantes son muy malos y algo habrá que hacer. Y que USA mejor se mete con Israel, país al que le permite que mortifique y elimine a los palestinos en Gaza como si ello fuera un entretenimiento habitual tipo partida diaria de tute. Y entonces China y Rusia, naciones cuyos gobernantes son amiguetes con los que tiene todo dios buen rollito, que hasta jugamos partidillos amistosos con los chinos y otros asuntos de más enjundia… pues… como además tienen estos países en el seno de la democrática ONU, lo que se llama derecho a veto, que de veto entienden mucho los respectivos, la velada ha terminado como un coro rociero interpretando jotas albaceteñas. O sea, ¡jodido! Y es ahí donde entro yo con el prostíbulo. Puedo justificarme si la asociación de ideas me viene de las jodiendas que se suponen en uno y otro lugar. No hay disculpa desde ningún otro supuesto.

Estas señoritas o señoras que, doy por hecho que voluntariamente y sin presión alguna, en el derecho que les dan su adultez y responsabilidad a hacer con su cuerpo lo que les venga en gana, amén de contribuir con ello a eliminar angustias y solventar necesidades, tendrían algo que enseñar a toda la peña de aludidos en cuestiones de dignidad. ¡Con un par!

Parece que me siento bien.

K.D.


P.D. Imagen extraída de Internet

sábado, 1 de octubre de 2011

MI PICK-UP



Esta mañana, al intentar seguir los consejos de mi hermana para ahuyentar los nublados cantando a pleno pulmón, algo me lo impedía. No hubo que recorrer mucho camino para encontrar la razón: había perdido la costumbre. Simplemente. Y ya se sabe que recuperar la forma, una vez perdida, lleva su tiempo. Fue inevitable echar mano del recuerdo.

Mi adolescencia se llevaba bien consigo misma a pesar de sus contradicciones. A una mañana de alegría incontenible podía sucederle una tarde de llanto descontrolado. Pero unas emociones compensaban de las otras. Había cierto equilibrio aunque visto desde la clase médica podría denominarse a esta situación como “un estado de desequilibrio emocional”. Por aquel entonces nadie nos llevaba al galeno por estas minucias. Formaban parte de las alteraciones lógicas de la edad en una persona considerada “nerviosa” como era mi caso.

Seguí el camino de mis recuerdos y me vi frente al espejo dándole a las rancheras…”Juan se llamaba y le apodaban “Charrasqueado”…era valiente, pendenciero y jugadoooor”. Era la canción que sonaba en el vinilo que giraba en mi pick-up. Con este nombre, pick-up, me lo había presentado mi madre cuando me lo regaló. Como algunas otras primicias, lo había adquirido en uno de los atraques que el barco había hecho en Las Palmas. Tenía la apariencia de un coqueto maletín. De forma cuadrada, forrado externamente con tela a cuadros en los que se mezclaban el rojo, el negro y el beige. Todos los remates, incluido el asa eran de plástico en un tono beige muy clarito. Al abrirlo aparecía el pick-up. Una de las partes del maletín era el giradiscos y el otro el altavoz. Yo lo llevaba con orgullo cuando, en la fiesta de “les comadres”, preparábamos una merienda festín en un lugar alejado del pueblo un par de kilómetros, en una vega cercana al río. Diez o doce compañeras de clase, cada una con sus viandas y sus discos de 45 revoluciones, cuyas melodías acompañarían nuestra tarde mientras le dábamos aire a nuestro cuerpo serrano a ritmo de twist.

Pues bien. Se convirtió el pick-up en mi compañero inseparable, receptor de confidencias y estimulante amigo que me acompañaba en mis ensayos de canto frente al espejo que mi padre me había instalado en la habitación. Con la ventana abierta y el disco sonando yo iba y venía por el habitáculo, haciendo la cama, poniendo orden o cambiando las cosas de un lugar a otro mientras cantaba a pleno pulmón. De vez en cuando me detenía en mis tareas domésticas, y me reafirmaba en mi vocación farandulera mirándome al espejo mientras continuaba cantando acompañando el canto de evoluciones gestuales que contribuían a meterme en el papel. El canto y el baile ocupaban parte de mi tiempo libre en fines de semana o vacaciones durante mi adolescencia y juventud. “Pajarillo que no canta algo tiene en la garganta”. Y cuando canta también...aunque una procurase echar fuera aquello que le elevase el ánimo y no la animadversión. Las adversidades también formaban parte de mi tiempo y no sólo en vacaciones y fines de semana. Pero el canto amasaba mi fiera y espantaba mis demonios.

Cuando me independicé y me fui de casa, el pick-up se quedó en el lugar que siempre había ocupado en mi dormitorio. Hasta que mi padre decidió pasarlo a mejor vida en una de sus fogatas purificadoras que hacía de vez en cuando en el patio para desprenderse de lo que él consideraba “trastos inútiles”. Siempre nos resultó imposible hacerle entender el valor de lo antiguo…

En mi nuevo estadio, y en aquel momento, fue sustituido por un giradiscos con su amplificador y sus bafles. Víctor Jara, Violeta Parra, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez y, por supuesto, Serrat y otros muchos aderezaron musicalmente los nuevos tiempos. Hoy ya no es ese el marco y yo he perdido las referencias musicales de actualidad porque no estoy en ella. Y siempre que pierdo las referencias retrocedo unos siglos en la historia para recuperar la armonía. Que lo del pasado es más fácil de controlar. No hay que cambiar nada en él porque, hoy por hoy, no se puede y la pasividad está justificada. Puede que sea esa la razón por la que ahora escucho a Bach y a Tchaikovsky en el iPod y en el reproductor de DVDs. Me olvidé de cantar.

Necesito con urgencia recuperar el repertorio de coplas y rancheras de mi juventud. Aunque no tenga el pick-up. Espejo no me falta.

K. D.

P.D. La imagen ha sido extraida de Internet