miércoles, 22 de abril de 2020

39 DÍAS DE "OPINADORES"...


“Puesto que vivimos en un país protestante (desde el Concilio Vaticano II no los hay católicos), ni los dominios de la ciencia escapan al principio de libre interpretación de los seglares indoctos” (Pedro de Silva)
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Lo que expresa Pedro de Silva, en estas palabras que dan broche a su texto de hoy en la prensa, es lo que provoca mi estado de ánimo actual.

Ayer tarde todo mi “yo”, todo, estaba  a remojo serenísimo , como el pan en la leche para las torrijas, en una solución cuyo punto no era capaz de descubrir. Era una mezcla de enfado y tristeza que ni me provocaba ira ni ganas de llorar. Estaba enfadada. A secas. Pero mi rostro no expresaba más que una aparente serenidad  parca…sin estridencias.

La situación que estamos viviendo me tiene con todas las alertas a la expectativa  del funcionamiento del virus. Y es por ello que procuro leer y escuchar todo aquello que los  científicos nos cuentan de lo poco que saben al respecto, pero que para mí significa mucho. Es algo apasionante. Es un momento histórico que, aun siendo muy duro por la parte que toca a aquellas personas que solo viven para sufrirlo y no para contarlo, no es más tremendo, por las muertes que produce, que lo que podríamos llamar periodo de “normalización” cuya añoranza nos produce angustia tal, que perdemos la capacidad para pensar lo que somos.

Y es que el miedo a lo desconocido e incontrolable es muy superior al miedo a la muerte en sí misma. Los enfermos crónicos no acuden a las consultas por miedo a contagiarse…

Una trabajadora autónoma, y sin embargo amiga, ya jubilada en la casa de sus sueños, me llama por teléfono y me cuenta lo mal que lo pasó porque ,encontrándose muy mal, no se atrevía a acudir al médico por miedo a contagiarse…Acabó yendo a consulta cuando el  temor a que fuese una manifestación desconocida del virus superó con creces al dolor que padecía. Era otro virus: el de la varicela que está latente en nuestro organismo desde la infancia. El estrés y la ansiedad lo despiertan en forma de herpes zóster… y volvió a casa más tranquila con nolotil pautado para combatir el dolor.

 Y mi hermana está que la llevan los diablos porque los paseos del perro y las salidas a la compra no le son suficientes. Y no entiende el confinamiento. Yo le digo que lo mío es peor: no entiendo nada y lo ignoro todo. Y es por eso por lo  que acato disciplinadamente, todo aquello que,  quiénes saben y quiénes son puestos en conocimiento del saber , me dicen que haga. No solo porque puede ser (o no) lo mejor para mí sino porque este acontecimiento extraordinario  exige del esfuerzo colectivo para poder hacer menos devastadores los efectos en las personas que lo sufren directamente  y  en quiénes se ocupan, a tiempo completo y sin descanso, para  aliviar de una forma u otra  el sufrimiento.

Entretanto pienso en las llamadas “residencias geriátricas” y como, probablemente, a algunos de los residentes les haya hecho un favor el virus aunque para sus familias sea una tragedia que  se hayan ido…

Y ayer me sonreía plácidamente al ver Madrid en la tele a vista de helicóptero…Me parecía una imagen preciosa… me infundía serenidad. Y una medusa pasear por las aguas de un canal en Venecia. …Y un canguro en una urbe australiana…¡Y es que todo esto me da tanto qué pensar!

Tal vez algunos de los trabajadores de la hostelería decidan volver al pueblo que dejaron y dedicarse a la agricultura. Tendrá futuro después de “esto” o a la vez que “esto”, porque “esto” ignoramos si se incorporará a nuestra, o vuestra, “normalidad”.

Los “opinadores” que saben de todo me dejan perpleja, pero tengo que agradecerles que me saquen, una vez más, de mi estado de “ilusa creyente”. La humanidad en su conjunto sigue, seguimos, siendo inconscientes. Me siento condescendiente al valorarnos.

Me quedo con lo que la ciencia, a través de un científico, recalcaba ayer: “ Tomen conciencia de que todo cuanto se está haciendo se halla en el marco del “ensayo-error”.

La frase debería ser un “hashtag” obligado.

Que tengan buen día.
  

jueves, 9 de abril de 2020

GRACIAS A BALDOVÍ Y A "LES PEGUES" DEL PATIO


Llevo un tiempo charlando con un par de “pegues” que hicieron un “ñeru” en la copa de un árbol del patio. Tiene apariencia de abeto, y sus hojas de aguja, como la mayoría de la familia de coníferas, están muy juntas y son abundantes, lo que le permite a la pareja tener el nido a salvo, fuera del alcance de la vista.

Tuve la fortuna de poder seguir todo el proceso al amparo del confinamiento. La ventana es mi salida a la vida que sigue al otro lado. Libre y sin las presiones a las que la sometemos cuando gozamos de nuestra libertad de movimiento. Me gusta el matiz. Siempre puse en cuestión que le pusieran apellido a la Libertad pero si se trata de libertad…la cosa ya cambia. Sigo.

El patio es un lugar lleno de vitalidad. Durante todo el día, especialmente a la mañana y al atardecer, se cruzan divertidamente los vuelos de urracas, palomos, gaviotas  y otros que no me dan tiempo para poder identificarlos. El silencio les echa una mano para que puedan hacerse oír  sus voces y aleteos.
  
Pude observar el proceso de construcción del nido desde la primera rama  en el pico de una de las urracas  hasta los primeros vuelos de las crías...  de rápido y corto aleteo, midiendo y apurando los últimos metros de las distancias iniciales de entrenamiento, cuya meta    distaba unos pocos metros desde el nido hasta un árbol próximo sin apenas coger altura…vuelta de nuevo al nido, una vez recuperado el fuelle y espantado el susto…no tanto por la dureza del recorrido, como por la ansiedad que probablemente les provoque la inseguridad de su incursión en el mundo exterior.

Y así “mataba yo dos pájaros de un tiro”. Disfrutando en mi relación con estos inquilinos, libres de amenaza  de desahucio,  y tomando la vitamina D para echarle una mano a mis huesos. Una sobredosis de vitalidad.

Esta mañana, mientras desayunaba recordé que estaba transcurriendo el Pleno y  le di al mando de TV. Estaba Pablo Casado haciendo uso de la palabra, por decirlo formalmente….Mi estado emocional no me permite semejante desmesura y apago.

Más tarde, mientras hacía mi recorrido diario por el pasillo a ritmo de marcha, vuelvo a enchufarme y coincido con Baldoví en el atril. Detengo el ejercicio que vale la pena. Cargo las pilas durante su intervención, apago  y vuelvo al pasillo.

Buen día

miércoles, 1 de abril de 2020

EN PAUSA



Hoy toca hacer trabajar al aparato locomotor y entrenar las cuerdas vocales.
Suena bien.
Que tengáis buen día