Hubo
un punto de inflexión, en algún momento del breve periodo de la Historia
reciente que albergó a Pedro Sánchez
como Presidente, a partir del cual empezaron a caerse las caretas cuando tutti
li mundi decide hacer uso de la libertad de expresión sin contar mentiras,
trianlará.
Puede
que la decisión de poner fecha de caducidad al matrimonio político por
conveniencia llevado a cabo en los inicios de nuestra joven democracia haya
sido el detonante. Y es que romper el vínculo con la decisión de sacar a Franco del Valle de los Caídos es
hablar demasiado alto y demasiado claro. Así que puestos a ello…¡A ver! ¿quién da más?. Y así estamos
ahora viéndonos la cara. La auténtica. Y
las verdades que permanecían ocultas
tienen más peligro que los Equipos de Investigación de la Sexta.
Estos averiguan la mentira pero no
llegan nunca a la verdad con mayúscula. Pero Cayetana (con clase, eso sí),
Ayuso (sin ella, eso también),Espinosa de los Monteros, el Paz de Albacete,
Casado con sus fakes-news, Rivera y su pasión gitana en un común clandestino con Lorca…y todos cuantos queráis añadir que
no soy sectaria aunque lo parezca, todos ,todos, todos dicen, por fin, lo que
piensan y sienten sin cortarse un pelo.
Y a mí eso me provoca una emoción contradictoria: me alivia y me agobia.
Dice Serrat que nunca es triste la verdad
pero no tiene remedio…Pues eso.
Es de agradecer que la gente se muestre tal cual es sin más armas que
las palabras. Pero comprobar que no solo hay nietos republicanos ondeando el
estandarte de los abuelos implica una responsabilidad de “collons”.
Sin
embargo, la noticia del día que más me entristeció fue la que dio respuesta a
un interrogante que hace tiempo me vengo planteando y planteaba a mis
familiares, amigos y contertulios ocasionales: “¿ No os dais cuenta que no se ven gorriones por la ciudad?”. Y mirada de reproche por respuesta. Hoy no. Hoy
me entero por los medios, que últimamente están que lo vierten, que están desapareciendo
porque la contaminación también les está matando a ellos. Más y más deprisa por
lo que parece. Y lo sentí. Lo sentí
mucho. Llevaba ya un tiempo echándolos
de menos. Y a los mirlos también. Pero de esos nadie ha hablado todavía. Aunque
no tan abundantes, siempre alguno rondaba la zona y me encandilaba con su
canto. Hace mucho tiempo que ni les veo ni les oigo. Espero que no estén
corriendo la misma suerte. Estamos poniendo a prueba la supervivencia de las
especies, incluida la nuestra, por nuestra ignorancia y nuestro desprecio a la
vida, pero esto no nos exime de responsabilidad. Y ahora es cuando viene el carcajeo. Llámame irresponsable
y dame un “aifon”.O un “aipad”. O como coño se llame. Como el trigo al gorrión.
Le echaremos de menos. Yo ya hace tiempo que lo vengo haciendo.
Buenas noches.
Victoria